En Nuevo León no se respira el cambio

Ciudad de México /

Ya casi entramos en la veda electoral y tengo muy claro que estas elecciones han sido muy diferentes de las que vivimos hace seis años. Y ojo, porque esta vez no quiero meterme en propuestas y sí en la euforia que se palpitaba aquel 2014 cuando sentíamos que íbamos a cambiar el mundo.

Sensación que nunca compartí porque hasta pensé que el Bronco quizá no ganaría pero si éramos conscientes que la charla política se había metido en nuestras carnes asadas y reuniones sociales como nunca en las últimas décadas. Estábamos polarizados y jugamos al sistema y antisistema porque la bandera independiente ondeaba con una energía tan cabrona que la inquietud nos ganaba. Todavía recuerdo a muchos amigos (y muy pensantes) que afirmaban que había llegado el momento del cambio para Nuevo León y que estábamos presenciando una nueva historia.

El Bronco, su caballo, meter preso a todos, renovar el transporte público, la educación y tantas promesas que sentíamos reales y que se fueron a la chingada desde el primer minuto en el que Rodriguez Calderón ingresó al Palacio de Cantera y se olvidó de todo. Luego vendrían las mentiras, sus fantasías presidenciales y una pantomima de administración que hoy es considerada de las peores de toda la historia nuevoleonesa

Sentimiento tan cercano que impacta directamente en nuestra percepción actual de las elecciones que ahora caminamos. ¿Qué me van a vender que no me hayan vendido antes? Venimos de presenciar como ultrajaron los ideales ciudadanos y nuestra sensación es tan desabrida que perturba.

A mí, al menos, no me interesan las grandes fábulas ni guiones televisivos en torno a los candidatos porque soy consciente que los problemas de Nuevo León son muy reales y urge que pongamos los pies en la tierra. Motivación que pudiera empujar al voto a una mayoría adulta para aterrizar propuestas que nos ayuden a salir de este agujero pero dudo mucho que motive a los jóvenes como hace 6 años.

¿Si me comprendes? Todo lo que veremos en las boletas es muy parecido y no existe la disrupción que nos infundió el Bronco en el 2016. Samuel tiene tantas investigaciones en su contra como el resto de los candidatos y Colosio tiene años enriqueciéndose con su despacho a la par de los grandes apellidos que denosta en su campaña actual. Y el resto, sea Adrián, Cienfuegos, Robledo, César Garza, Cristina o Mauricio ya los conocemos de muchísimos años y nada nos sorprende.

Por ello, concluyo que iremos a votar porque debemos votar pero la abstención influirá porque no compramos el discurso que las redes quieren vendernos; ese lleno de aires juveniles y revoluciones copernicanas que se diluyen en likes pero no penetrarán en la calle el día D. Repito, ya nos desilusionaron hace seis años cuando nos mintieron en la cara y los votamos. ¡Otra vez no!

Además, sumémosle el entorno violento que sigue flotando en el ambiente de Nuevo león y el covid como incomodidad inconsciente y visualizarás que el próximo 6 de junio no será la gran fiesta de la democracia. ¿Apostamos? Checa las campañas y seamos sinceros sobre lo chingonas que estuvieron en comparación con procesos anteriores.


Santiago Fourcade


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