La navidad de Occidente

Ciudad de México /

Jesucristo no nació en diciembre pero convenía a la Iglesia católica decir que sí y promover ese mito para ganar adeptos hace muchos cientos de años. Fue allá por el año 1038, justo cuando el Imperio Bizantino se encontraba en su máximo apogeo, cuando aparece la palabra navidad en un inglés tardío. **La Cristes Maesse, la misa de Cristo, no era tampoco una fiesta católica sino una palabra que refería eso, una misa en nombre de Cristo. Los orígenes más parecidos se encuentran específicamente en una fiesta egipcia, allá por el año 200 d.C. En consecuencia, la mezcla de fiestas paganas, tanto holandesas como italianas y egipcias, bajo el Imperio Bizantino, dio origen a la navidad pero muy lejos de los términos que hoy el catolicismo ha establecido.

De hecho, ni Ireneo ni Tertuliano, tampoco Orígenes y menos aún Eusebio de Cesarea, hacen referencia alguna a la navidad. Se habla incluso que solo los pecadores, hacia el 1264, celebraban la fecha del nacimiento de Jesucristo pero nunca lo hacían en diciembre. Históricamente, diversos documentos de la Iglesia católica fueron alterados desde el año 1200 para incluir en autores del 325 en adelante, algunas referencias a la fecha del 24 o 25 de diciembre y al supuesto nacimiento de Jesucristo en ese mes. Estos documentos, todos ellos apócrifos, han servido para demostrar la manipulación de la historia y de los documentos históricos del catolicismo pero también para demostrar que lo que hoy constituye una celebración más que importante para el catolicismo en diciembre, no es otra cosa que un mito más en la historia de esa institución religiosa. Luego de adecuar la fecha del nacimiento al 24 o 25 de diciembre, se incorpora muchos siglos después el muñeco de juguete, el pesebre y, solo hacia el 1800, el árbol y, casi como un intruso más, el "papá Noel" o "Santa Claus".

Occidente impuso esta festividad religiosa católica vía las conquistas para imponer, al mismo tiempo, el catolicismo como religión oficial ya no del imperio romano ni bizantino, sino del mundo occidental, porque enfrente de sí tenía al mundo islámico en franco crecimiento hacia el 1100. La historia entre Occidente y Oriente ha sido, en muchos casos, del catolicismo frente al islamismo hasta convertir al segundo en el enemigo a vencer. Así y justo esa fue la justificación de Las Cruzadas, que tenían por objetivo aniquilar al hereje y pecador, creyente de Alá y enemigo de la Iglesia católica.

Quizá porque esta fiesta –como ninguna- ejemplifica el sincretismo, manipulación y alteración de acontecimientos históricos por parte del catolicismo, es que siempre me he declarado nula seguidora de estos días. Sí, creo que Jesucristo nació y creo que todos los días, con acciones concretas, debemos de recordar no sólo su nacimiento sino principalmente su sacrificio y su muerte. Así, mientras que el catolicismo ve en la muerte de Cristo un fracaso total yo veo un triunfo absoluto del plan de Dios y de su hijo Jesucristo.

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  • Sara S. Pozos Bravo
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