Nuestro México es un país sumamente grande no solo por su gente, sino también por su territorio y profunda diversidad cultural.
Esa grandeza crece conforme nuestra economía, cultura y población se van expandiendo, y este crecimiento nos obliga a estar cada día más conectados, sí, a través de la tecnología, en un mundo cada vez más globalizado; pero también a través de nuestros caminos.
Actualmente, nuestro país cuenta con 14 ejes carreteros y más de 810 mil kilómetros de carreteras, caminos rurales, veredas y vialidades.
En este sentido, se debe reconocer que son muchos los avances logrados, pero también son muchos los municipios y las comunidades que aún no cuentan con caminos ni trayectos carreteros dignos que les permitan tener una conexión eficiente y segura con otras localidades del país.
Tenemos un profundo problema de falta de mantenimiento en las carreteras, caminos, veredas y vialidades. Las condiciones en las que se encuentran muchas de nuestras carreteras son deplorables.
Y esta realidad, además de poner en riesgo la seguridad de quienes transitan por estos caminos, perjudica el desarrollo de regiones enteras.
Para muestra, basta señalar las carreteras que ofrece el norte de Veracruz, en el cual muchos de esos caminos no son más que los fantasmas de lo que alguna vez fueron proyectos de inversión, conectividad y desarrollo.
Esa infraestructura ha costado y siguen costando vidas y pérdidas en el patrimonio de familias y comerciantes, ante las malas condiciones de esos caminos que llegan a ser más baches que vía.
Recientemente, la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes estimó que, durante el próximo sexenio, serán necesarios alrededor de 140 mil millones de pesos para recuperar la red carretera del país.
Se trata de una inversión clave para mejorar la economía y el comercio en el país, y que debe ser considerada como un asunto de bienestar social que ya no puede esperar más.
No se trata de un gasto menor. Serán muchos los retos que el próximo gobierno encontrará para subsanar esta realidad, pero no podemos seguir posponiendo lo que, claramente, es una necesidad apremiante.
Ojalá que esta inversión se logre y ojalá que llegue a Tamaulipas, a Veracruz y a todo el país.