Hasta hoy, aún aparece con su nombre y fotografía muy sonriente en la página oficial del ayuntamiento de Ecatepec como titular de Seguridad pública municipal, sin embargo, Francisco Andrés Díaz González fue despedido hace días en raras circunstancias (la clásica renuncia “voluntaria”). Fue el morenista alcalde electo Fernando Vilchis quien pidió “su cabeza” por haber reprobado exámenes de control y confianza.
Originario de Coahuila, Díaz González no es ningún improvisado. Licenciado en Derecho y técnico Profesional en Policía Preventiva, ha sido capacitado incluso por el FBI, la DEA y el ICE, en los Estados Unidos. Cuando llegó al cargo, apenas hace ocho meses, venía de ser director de la Unidad de Asuntos Internos de la Secretaría de Seguridad Pública de Michoacán. Con esos antecedentes resultaba algo más que extraño el resultado de su evaluación.
Lo que ocurrió en realidad es que, por decirlo de algún modo, se pasó de honesto. Le explico: los exámenes en cuestión implican una serie de pruebas en su comportamiento personal, patrimonial, etcétera. Incluso les aplican el famoso “detector de mentiras” y hasta ahí todo iba bien. Al parecer, en determinado momento cándidamente soltó la sopa de lo mal que andaba la corporación que dirigía, lo infiltrada que está, las complicadas circunstancias en la cual desempeñaba su labor. Eso fue registrado como una infidencia, estaba narrando información sensible que debería ser reservada y… lo reprobaron.
En los círculos internos se dice que el jefe policiaco nunca fue del agrado del alcalde Indalecio Ríos, siempre cubierto por el protector manto Eruvielista. Al llegar altamente recomendado en sustitución de Arturo Centeno, Díaz González era visto como una imposición a través del sistema de Mando Único y un obstáculo para que “las cosas fluyeran”, pues trató de meter orden en la corporación. Fueron meses de remar contra la corriente, pues el apoyo que recibía era intermitente (en una ocasión, cuentan por ejemplo, tuvo para un importante operativo solo dos patrullas y cuatro agentes).
Esto puede verse reflejado en la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del INEGI: Ecatepec tenía la seguridad pública como el problema más importante al inicio de esta administración estatal, en septiembre. Durante el siguiente trimestre se logró un descenso importante llegando al tercer lugar. Sin embargo, en el primer trimestre de 2018 volvió a ser la principal problemática. El siguiente periodo, medido hasta junio, nuevamente fue tercer lugar. En ese vaivén tenían a los ciudadanos.
Pero otra cuestión que le pone más misterio y sospecha al asunto, es que ese resultado de los exámenes aplicados a Francisco Díaz solo se le hace llegar a una persona. A su jefe, el presidente municipal Indalecio Ríos. A nadie más. ¿Cómo es que fue a parar el expediente a manos del opositor alcalde electo? ¿”alguien” filtró convenientemente los documentos para tratar de quitar a un incómodo, y la jugada se le salió de control ?.
Dice el clásico entre investigadores que, para dar con el culpable de un crimen, hay que preguntarse quién es el beneficiario de este. ¿A quién le beneficia que Ecatepec esté cada vez más hundido en delitos de alto impacto? ahí el robo de todo tipo, homicidios dolosos, extorsión, secuestro y violación, son pan de cada día. Eso sin contar la evidente presencia de los cárteles más importantes del narcotráfico, que aprovechan la amplia franja limítrofe con la Ciudad de México.
Eso es preocupante, pero resultaría gravísimo que, conociendo el modus operandi de los delincuentes, a alguien de arriba le puedan estar "pasando corriente”.
sergio.villafuerte@milenio.com