El año pasado, la actriz Margot Robbie cautivó la atención mundial encarnando una Barbie del siglo XXI que no solo reseteó por completo los estereotipos de lo femenino y lo masculino, sino que dejó al descubierto los nuevos puntos de vista de las mujeres respecto al dinero en general y de su futuro financiero en particular.
Durante el rodaje de la película, Robbie incluso bromeó acerca de que los productores hablaban todo el tiempo del bitcóin. La frase “¡dejen de ser tan Ken!” no solo le hizo gracia a los presentes, sino que se viralizó positivamente entre la comunidad cripto, que la recibió como una gran dosis de publicidad masiva y gratuita.
Afortunadamente, las estadísticas sobre adopción de criptomonedas muestran cada vez más que tanto hombres como mujeres están invirtiendo en ellas. Que ellos hablen más y nosotras menos es, en todo caso, un dato de color de la narrativa sobre mujeres y dinero, que ya viene agitada desde el año pasado por iconos pop como Shakira.
“Las mujeres no lloran, las mujeres facturan” fue un mensaje sencillo, pero contundente que no solo encumbró a la colombiana a lo más alto de las plataformas de música, sino que dio permiso tácito a millones de mujeres para hablar de dinero sin culpa y sin rodeos.
Menos conversación, más acción
Aunque el impacto de Shakira en la agenda de las mujeres es difícil de cuantificar, es innegable que los vientos de la independencia financiera de las mujeres soplan cada vez más fuerte. En el ecosistema cripto de América Latina, algunos datos son reveladores: en 2023 se estimaba que 43 por ciento de los criptoinversionistas de la región eran mujeres. Según el reporte Global State of Crypto Report de Gemini, en algunos países como México (44 por ciento) y Colombia (40 por ciento) los porcentajes superan incluso los de Estados Unidos (32 por ciento).
Más allá de estas cifras, el perfil de la “mujer cripto” en América Latina tiene contornos propios.
En el informe “Panorama cripto en América Latina”, Bitso revela que 43 por ciento de las usuarias de la región tiene más de 65 años, un dato que derriba muchos mitos y que contrapone fuertemente las edades de hombres y mujeres a la hora de dar sus primeros pasos en la industria.
Al margen de lo demográfico, queda claro que las mujeres tienen su propio estilo de inversión en cripto. En contraste con el “blablabla” de los hombres sobre el que ironizaba Margot Robbie, una encuesta sobre inclusión financiera de KuCoin indica que las decisiones de las mujeres sobre las divisas digitales se toman más discretamente, basadas en investigaciones propias (58 por ciento) y alejadas del FOMO (fear of missing out) y de la conversación de moda de las redes sociales.
Este comportamiento es un gran indicador de independencia financiera y de agenda propia. En un ámbito todavía volátil como el de las criptomonedas, es sensato tener enfoques de inversión a largo plazo partiendo de necesidades propias. Las mujeres, que ya tenemos una larga historia de obstáculos derribados estamos escribiendo el futuro del dinero con nuestra propia huella y priorizando la acción por sobre la mera conversación.