La era de la mujeres inversoras se escribe en clave cripto

  • Columna de Silvina Moschini
  • Silvina Moschini

Ciudad de México /

La relación de las mujeres con el dinero ha estado siempre atravesada por tabúes y prejuicios. Cómo ganarlo, cómo administrarlo y cuánto ambicionarlo han sido siempre asuntos rodeados de cuestionamientos o impregnados por tabúes heredados de generaciones anteriores. Al hablar de dinero con sus padres, muchas niñas crecen escuchando la palabra “cuidado” y “ahorro” mientras a los niños se les habla de “riesgo”. Como ha señalado Joline Godfrey en su libro Raising financially fit kids esto deja una huella importante a la hora de ganar confianza y diseñar el futuro financiero personal.

Incluso en un país como Estados Unidos, la seguridad de las mujeres frente al dinero varía enormemente en función de lo que haya que hacer con él. Según un estudio del Bank of America, mientras el 87 por ciento se siente confiada a la hora de manejar un presupuesto, el porcentaje desciende hasta 53 a la hora de invertir y hasta un 44 por ciento al momento de crear un portafolio diversificado.

Este freno a la hora de verse a sí mismas como inversoras y creadoras de riqueza encuentra una notable excepción en el mundo cripto. En España, por ejemplo, 27 por ciento de las mujeres que empiezan a invertir ya ponen a las criptomonedas en el menú. Al mismo tiempo, hasta fines del año pasado los porcentajes de adopción de cripto por parte de las mujeres eran relativamente altos en economías diversas como México (53 por ciento), Israel (51 por ciento) y Nigeria (50 por ciento).

Inversiones con mirada de mujer

Que las mujeres están cada vez más implicadas en las divisas digitales como vehículo de inversión no solo desmiente algunos de los mitos asociados a las criptomonedas y los “cryptobro” sino que muestra que cada vez nos animamos más a pensar en el mediano y en el largo plazo como horizontes posibles.

Se trata de un indicador trascendental porque significa que empezamos a reformular por completo aquellos aspectos de nuestra relación con el dinero que nos limitaban a los presupuestos domésticos o a estrategias de ahorro más bien circunstanciales. No es casual que una de las canciones que abrió el 2023 insistiera en que “las mujeres no lloran, las mujeres facturan”. Hay un cambio de actitud generalizado que quitó los últimos prejuicios acerca del dinero y del deseo genuino de ganarlo.

En este escenario, es cierto que todavía muchas mujeres tienen un “sí pero” frente a las cripto. Las consideran el futuro del dinero y las ven como un mecanismo ágil para financiar sus proyectos pero la falta de marcos regulatorios sólidos las inhibe de dar el primer paso. Sin embargo, a medida que innovación y regulación comiencen a complementarse mejor, las puertas de la criptoeconomía verán entrar a más mujeres inversoras. No ocurrirá espontáneamente y la educación financiera deberá jugar un papel clave para impulsar más rápidamente a que las mujeres derriben sus últimos prejuicios en relación al ecosistema cripto.

Buena parte de los esfuerzos de esa educación financiera deben enfocarse en explicar qué son las criptomonedas de nueva generación y por qué el sector no necesariamente es sinónimo de volatilidad y anonimato. La industria cripto está en su “adolescencia” (si consideramos que el origen de Bitcoin se remonta a 2009) y se aproxima a su madurez mejorando las características que las convertían en instrumentos financieros demasiado inestables.

La fusión de la tecnología “blockchain” con los conceptos de respaldo y transparencia constituye un paso certero hacia la democratización de la riqueza. Significa que una criptomoneda alejada de las fluctuaciones extremas es deseable y posible y que puede motorizar las demandas de una nueva generación de mujeres sin tabúes sobre cómo, cuánto y cuándo ver crecer su dinero.


Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.