Nuestros ríos son de tierra, ¿cómo se ritualiza la muerte de los ríos de agua y de obreros muertos? Muchos no habíamos nacido cuando la jornada laboral en América era hasta de 18 horas. El arte jamás ha estado al alcance de obreros y campesinos, pocos artistas pueden hablar o escribir de lo que significa vivir al margen de la comodidad, sin la certeza de poder comer a diario; en nuestro país, nutrirte es un privilegio, no es lo mismo que comer. Sentarse en una mesa, doble privilegio. De cultura alimentaria sólo puede escribir/hablar dignamente aquella persona que ha tenido profunda hambre física. Patético snobismo del gremio “gastronómico”. No existen demasiados artistas como los hermanos Revueltas, de fuertes convicciones revolucionarias, hijos de un minero y una mujer que sin instrucción académica escribía versos. La asombrosa familia vivió en Durango la angustia de una revolución que los convirtió en seres errantes, en aquella época existían tres preocupaciones entre incendios, saqueos, violencia: encontrar un lugar seguro, no morir fusilado, en combate, por ser considerado enemigo, al azar y tener algo para comer, lo que sea, para no morir. Hace unas semanas me enteré de la muerte de Eugenia Revueltas, fue mi profesora. Mujer rebelde, vital, sabia. Todas las veces que pudimos hablar le pregunté por Silvestre, su padre. México ha tenido 2 grandes violinistas: Higinio Ruvalcaba & Silvestre Revueltas. Le preguntaba por Rosaura, actriz, Consuelo, extraordinaria pintora, Fermin, muralista, por su tío el rabioso escritor José que estuvo preso en las Islas Marías. Al morir Romana, su abuela, Silvestre, en el mercado de San Juan compró a una vendedora todos los claveles rojos que tenía, dijo: “ha muerto mi madre”. Vaya escena, podría ser el inicio de una de las novelas de José Revueltas. El luto humano me sumió en una profunda tristeza que aún me visita, el río, serpiente de agua negra y agresiva, sucio de tempestades, con su lecho de fuera en la agitada superficie. Los Revueltas después de una vida de carencias, llegaron a la CdMx, a la calle de Guanajuato #94. José y Romana establecieron una tienda en Tres Cruces, La Merced. Gracias a esa prosperidad inscribieron a sus hijos en el Colegio Alemán. Silvestre Revueltas murió una noche helada de octubre en 1940 porque le regaló su chaqueta a un vagabundo, al llegar a casa bebió una cerveza helada que le dio su esposa. Silvestre también era poeta, leer los diarios que escribió desde el psiquiátrico revelan su profundo Lied: se hizo de noche; todo el mundo se prepara para descansar. Yo me preparo para sufrir más en este cuarto vacío, gélido. Sabes que tienes toda una noche ante ti, sin sueño, con tus pensamientos… el artista que no pudo comprarse un abrigo en Madrid, el que murió de neumonía la noche que estrenó El renacuajo paseador tuvo en su funeral lujosas coronas florales y la visita de artistas acomodados que jamás lo apoyaron en su terrible situación económica. Cruel.
* Escritora. Autora de la novela Señorita Vodka (Tusquets)