Las escritoras más genuinas e interesantes se ocultan en lugares muy oscuros, en habitaciones de cortinas cerradas que aíslan lo ordinario, las conocí en bares con velas en las mesas. Si necesitabas un poco de luz ¡fósforos! –sólo algunos sitios tenían cajas de cerillos en las mesas o barra para encenderlas-, a todas ellas, mujeres libertarias, hechas de pólvora, huesos rebeldes, corazón delator, no necesariamente las conocí bebiendo, ni con una libreta pretendiendo escribir. Se ocultaban tras la barra, caja, cocina, limpiando pisos, tras un charoleo heavy, sobreviviendo al horror de malacopas que no dejan propina, soportando injustamente maltrato psicológico, verbal, físico, atendiendo/limpiando baños asquerosos de personas sin educación, con jefes/jefas ignorantes e ineptos/as y misóginas/misóginos que ni siquiera pagaban días de descanso ni doble los domingos como marca la ley, la mayor parte del tiempo sin comida en el estómago regresaban a casa: habitaciones no-propias. Muchas noches pasé sin imaginar lo que ocurría arriba de esa enorme escalera de piedra en la obscurísima calle de Durango #175. Camila Roca diseñó la atmósfera interna que parece una mariposa nocturna desde los sillones hasta los ojos-espejo, verdes negruzcos mágicos, negros profundos, con la obscuridad contrasta una sala de aspecto redondo y misterioso de luz ambarina, una vez dentro la luz cambia de aspecto, alberga libros, frascos, alquimia. Alberto Lascurain creó la portentosa barra negra de piedra. Las mujeres capaces de crear sus propias reglas son más hermosas que personas ordinarias repitiendo patrones o que obedecen a seres estúpidos. Paola, Pao, Polita… “Polilla”, así le decían de pequeña, “mariposa “fea”, rara, no perteneces aquí…mientras más lo dicen, más me gusta que me digan que NO pertenezco” afirma sonriendo la escritora y fundadora del bar Polilla, Paola Velázquez, que en lugar de buscar una vida sosa, eligió fundar un pleno & complejo hábitat colectivo en el que recibe seres nocturnos. Desde niña está presente en el medio restaurantero, ahora cuida las alas de un espacio muy especial.
Son mujeres las que están al frente del bar, así lo decidió, el medio de la barra siempre había estado lidereado por hombres. Ella y otras mujeres deciden desde su hermandad, como Charly Ibarra: jefa de barra, mixóloga con más de 8 años de experiencia en el medio, Mariana, geminiana bartender, ¿hombres en el crew? Claro, un amable librano yogui de día, hombre de barra por las noches llamado: Namid. Polilla: lugar de alquimia & magia presente en detalles elegantes, excéntricos. Tiene corazón en un mundo de bares sucios, genéricos, déspotas, desalmados. Las mariposas nocturnas no son de mala suerte, son seres extraordinarios que polinizan, en nuestro país existen más de 20 mil tipos, el único presagio de muerte en ellas es la vida, como creían los antiguos. Camino hasta los Caldos Luis en la calle de Puebla, otra luz con alma para las mariposas nocturnas.
* Escritora. Autora de la novela Señorita Vodka (Tusquets)