Bajista rojo. Fuíste el poeta más nocturno de México City Blues durante 17 años con tu salvaje & misterioso contrabajo, de estilo más demoledor que Charles Mingus o Levin Carter. Te escuché tocar en el mítico Zinco por vez primera. Tu padre amaba la música, te contactó con ella desde antes de nacer, igual tu abuelo, entraba en trance escuchando a Bach y Brahms, tú lo acompañabas en el ensueño, eras un niño. Te contó cómo las partituras de La pasión de San Mateo de Bach las usó un carnicero para envolver carne en Leipzig, un joven llamado Mendelssohn fue al mercado con su madre, analizó la inverosímil envoltura, compró todo el lote que el carnicero tenía en su poder. Cada vez que vas a una carnicería ríes al recordarlo. Ese niño que cantaba en un coro de iglesia…que jugaba con el fantasma de Susana San Juan, creció, se fue a Leipzig…en la Sebastian BachStraße conjuraste tu sexto disco: El arte de la Leona [enero 2023]. Leona: instrumento de la música clásica mexicana llamada: son jarocho, con ella interpretas a Bach. Para tocar una Leona, instrumento que ya es universal gracias a Vico… se necesita de una vitalidad, fuerza y potencia sobrenatural. Suena el río Delta, el Weiße Eister y Marabasco en ella. Suenan todas las revelaciones en la madera de Jiutepec del maestro laudero Pavel Toledano, las modificaciones especiales del taxidermista de árboles: Leonardo Reyes. Recibir premios de la mano del alcalde de San Antonio, Texas, el Berklee College Music en Boston donde estudió composición, jazz y contrabajo, ser parte de la Orquesta Nacional de Jazz en México, embajador de la música mexicana y parte del ensamble de jazz del Sister Cities de San José, California, no cambiaron su voraz curiosidad por la música como le sucede a tantos que tras ser reconocidos, se quedan atrás o se auto-destruyen. Bebimos un Negroni en La Merced, sostenías el vaso entre tus manos, desarrollaste musculatura extra de tanta música… mientras el Campari, Gin & Vermut rojo entraron sin piedad en tu garganta sonaba Gotas de Fuego de José José. Siempre tendremos Garibaldi con sus canciones de mariachis tristes, de norteños que limpian su acordeón y sus lágrimas con el pañuelo de su madre después de recordar que fueron niños, que soñaron con una vida mejor lejos de aquí…con Eurídices que te invitan caguamas y bailan para ti encima de la mesas, con asesinos que te regalan su navaja porque “te pareces a mi hijo”, con Bastet tocando un sistro en Santa María la Redonda.
Así es, tenía qué suceder, estaba escrito: Vico irá adónde lo lleve su Leona y la música. Está en México, toca el 23 de agosto en el precioso espacio-fábrica de música: Semillero Estudios, en Guadalajara, Jalisco, el aforo es limitado, será histórico. La música es deseo, es todo... fueron sus palabras antes de desaparecer en el andén del Metro Pino Súarez. En el Café Zimmermann los fantasmas de Bach y Picandro susurran: Schweigt stille. Lean cartas en los aeropuertos...