La mortalidad materna es un drama humano planetario, y que sin embargo ha logrado erradicarse en todos los países que tienen despenalizado completamente el aborto. No obstante, las cifras se disparan debido a las naciones que anteponen las creencias religiosas personales de sus gobernantes, quienes deciden negar a las mujeres el derecho a decidir sobre su propio cuerpo.
Hace 32 años, en 1987, el movimiento feminista por la salud de las mujeres instauró un día de acción mundial para construir conciencia sobre la mortalidad y morbilidad maternas, con la plena convicción de que hablar de la salud de las mujeres, es referir a mucho más que el acceso de todas a una revisión médica continua y de calidad. La fecha acordada para el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres fue el 28 de mayo, y en ese marco se inició una campaña que convocó a miles de organizaciones de mujeres en todo el mundo, para denunciar las causas de las muertes maternas, la mayor parte evitables con intervenciones y procedimientos sencillos y de bajo costo, y también con el impulso de leyes que permitiesen el aborto seguro y legal. Desde entonces, la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe, que coordinó dicha campaña histórica junto con la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Reproductivos, ha mantenido un enfoque prioritario sobre mortalidad materna, y sus estadísticas mundiales demuestran que son muchas más las niñas que mueren por forzarlas a terminar un embarazo, que por realizarse un aborto legal y seguro. Actualmente, la campaña internacional del 28 de mayo pone énfasis en los derechos para ejercer una salud sexual y reproductiva sana y libre de violencia, conocer y respetar nuestro cuerpo, relacionarnos sexualmente con quien deseemos sin presión ni violencia, buscar y sentir el placer sin culpas.
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