Querer la paz mundial, y trabajar realmente por ella, son dos cosas diferentes. Trabajar por la paz es una labor peligrosa y quienes se dedican a la asistencia humanitaria están en primera línea del frente, afrontando enormes dificultades. Por ello, el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, que tiene lugar cada año el 19 de agosto, reconoce a quienes arriesgan sus vidas en el servicio humanitario, y desea crear una movilización en favor de la solidaridad mundial con los más de 130 millones de personas que en todo el mundo necesitan ayuda humanitaria para sobrevivir.
Hace 17 años, el 19 de agosto de 2003 un camión bomba fue lanzado contra la oficina de la ONU en Irak causando la muerte de 22 personas. Entre las víctimas estaba Sergio Vieira de Mello, representante del secretario general de la ONU para Irak y trabajador de muchos años en ACNUR (agencia de la ONU para las y los refugiados). En memoria, la Asamblea General decretó la fecha como el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria. Este 2020, la celebración se produce cuando el mundo se encuentra luchando contra la pandemia. Las y los trabajadores humanitarios están superando obstáculos de acceso sin precedentes para ayudar a las personas en crisis humanitarias en 54 países y en otros nueve que han sido catapultados a la necesidad humanitaria. La visibilización del trabajo voluntario en favor de otras personas busca quitar a esta labor la engañosa apariencia de que el activismo nos da renombre, y que quienes hacemos trabajo humanitario somos bien vistos. Por el contrario, esta labor significa que algunas autoridades han dejado de hacer su trabajo y se han beneficiado con la desigualdad. Las acciones voluntarias de ayuda agreden por sí mismas a quienes han construido el entorno necesario para que haya seres humanos en situación de vulnerabilidad.
twitter: @taniamezcor