Lemus y Planter; el debut de los políticos en medio de la FIL

  • Columna de Teresa Sánchez Vilches
  • Teresa Sánchez Vilches

Jalisco /

Guadalajara, la ciudad donde se cruzan los charros y los libros, se prepara para un diciembre que promete ser más que memorable. En la Feria Internacional del Libro (FIL) 2024, ese escaparate de ideas y palabras donde América Latina presume su ingenio literario, Jalisco también escribirá dos nuevos capítulos en su historia política y académica.

Mientras Pablo Lemus toma posesión como gobernador y Karla Planter se presenta formalmente como la primera rectora de la Universidad de Guadalajara, la FIL se convierte en el escenario ideal para observar cómo las transformaciones del estado se entretejen con las tensiones culturales y políticas del país. Porque, no nos engañemos, aquí no solo se presentan libros: se disputan narrativas, se cruzan intereses y se escriben páginas que van mucho más allá de los anaqueles.

Pablo Lemus llega al gobierno como quien hereda una finca a medio levantar. Las elecciones del pasado junio lo dejaron con una ventaja más estrecha que la línea de crédito en tiempos de crisis: apenas 5.7 puntos por encima de Claudia Delgadillo, candidata de Morena. Esa cifra no solo refleja la fragmentación del voto en Jalisco, sino también el crecimiento de Morena, que avanzó como un huracán en zonas clave del estado, consolidando una oposición que no será fácil de ignorar. No fue una victoria limpia ni tranquila; entre impugnaciones y acusaciones, el camino a Casa Jalisco tuvo más curvas que un cuento de Borges. Y como si el panorama no fuera ya suficientemente complejo para el emecista, Claudia Sheinbaum, la virtual presidenta del país, decidió no recibirlo durante la transición, marcando una distancia que podría traducirse en más fricciones que acuerdos en los próximos años. Gobernar Jalisco será, sin duda, un juego de malabares políticos, y Lemus tendrá que demostrar si realmente puede mantener el equilibrio.

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Por otro lado, la FIL será también testigo de un cambio histórico en la Universidad de Guadalajara, donde Karla Planter asumirá el rol de rectora general, rompiendo con una tradición de más de 200 años de liderazgo exclusivamente masculino. Planter, con su trayectoria académica y su presencia firme, llega no solo como una figura simbólica, sino como un recordatorio de que los tiempos están cambiando, aunque algunos insistan en quedarse rezagados en el siglo pasado. Su elección fue respaldada por el Consejo General Universitario, pero lo que más destaca es el contexto en el que se da: un momento en el que las mujeres comienzan a ocupar espacios de poder que durante demasiado tiempo les fueron negados. La presentación oficial de Planter en la FIL será un acto cargado de significado, no solo para la universidad, sino para toda la sociedad jalisciense, que poco a poco aprende que la equidad no es un lujo, sino una necesidad.

Y como si la FIL no tuviera ya suficientes simbolismos, este año el país invitado es España, ese viejo conocido con el que México mantiene una relación de vaivenes emocionales. Desde las demandas de disculpas por la Conquista hasta los desencuentros en temas económicos y diplomáticos, el vínculo entre México y España ha estado tan tirante como la cuerda de un violín a punto de romperse. La presencia de España en la FIL, lejos de ser un gesto casual, se convierte en un espacio potencial para el diálogo, aunque no falten quienes vean en ello una oportunidad para el intercambio de indirectas bien articuladas.

La FIL 2024, más allá de ser la feria literaria más esperada de América Latina, se ha transformado este año en un crisol donde la política, la academia y la diplomacia se cruzan. En sus pasillos no solo se discutirán las novedades editoriales, sino también los retos y aspiraciones de un Jalisco en plena transformación. Pablo Lemus, con su arranque de gobierno bajo reflectores que no siempre serán amables, y Karla Planter, con su liderazgo en una universidad que necesita modernizarse tanto como defender su tradición, representan dos caras de un estado que busca redefinirse. Mientras tanto, España, con su bagaje histórico y sus complejidades contemporáneas, estará presente para recordarnos que la historia siempre encuentra formas de reescribirse, incluso entre tapas duras y charlas de café.

Así, para los jaliscienses, la FIL de este año será mucho más que un evento cultural. Será el escenario donde se plasmen las tensiones, las promesas y las historias que moldearán el futuro de Jalisco. Porque en Guadalajara, donde los libros parecen tan importantes como el tequila, el cambio se escribe con todas sus letras, aunque no siempre con el final feliz que algunos esperan.


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