El Estado de Jalisco cumple 199 años

  • Vesperal
  • Tomás de Híjar Ornelas

Guadalajara /

Guadalajara y la Diputación Provincial de ese nombre –así se llamaba lo que hoy es el estado de Jalisco y mucho más, Nayarit, Aguascalientes, Zacatecas y parte de Sinaloa, Guanajuato y San Luis Potosí– fueron, en dos momentos cruciales para el nacimiento de México como estado independiente, cuna del Imperio Mexicano el 14 de junio de 1821 y de la República Mexicana el 16 de junio de 1823.

Y bien, como este Jueves de Corpus del 2022 comienza en Jalisco la cuenta regresiva para el bicentenario de su creación como Estado Libre y Soberano (aunque entonces se escribía con X), digamos algo respecto a una y otra efemérides y al nexo que le vinculó a la singular mancuerna compuesta por la Patrona de Aguas de Guadalajara, Nuestra Señora de Zapopan y el taumaturgo franciscano lisboeta San Antonio de Padua (de Lisboa para sus coterráneos).

Muchos saben que el día de la memoria litúrgica de quien también es Generalísimo del Ejército de Portugal desde los primeros años del siglo XVIII, comienza en el hemisferio boreal el temporal de lluvias, muy intenso, por cierto, esta vez para Guadalajara, y que siendo desde 1735 patrona de aguas de la ciudad la imagen de la Expectación del Parto de la Virgen María que se venera en su basílica zapopana, del 13 de junio al 4 de octubre –que es como decir, del día de San Antonio de Padua al de San Francisco de Asís–,la esculturita se llevaba a todos los templos de la ciudad para dar ocasión a sus devotos de granjearse su sobrenatural patrocinio.

Pues bien, el 13 de junio de 1821, aprovechando el nutrido concurso de fieles congregados desde muy temprano en las cercanías del nicho dedicado a San Antonio de Padua muy cerca de la portería del convento tapatío de las carmelitas descalzas, encargadas de aliñar la imagen y custodiar sus joyas y ajuar, para integrarse a la procesión que llevaría la Zapopana a la catedral tapatía, compuesta por los representantes corporativos y gremiales de la Diputación Provincial de Guadalajara, los milicianos responsables de su defensa, encabezados por Juan Antonio Andrade, al grito de ‘¡Rey, religión, independencia y unión!’ lanzado a los cuatro vientos esa mañana por las calles y plazas de la villa de San Pedro Tlaquepaque, pregonaron por la tarde, en la capital, su adhesión al Plan de Independencia de la América Septentrional, lanzado en Iguala por Agustín de Iturbide el 24 de febrero anterior, y propuesto aquí por su lugarteniente Pedro Celestino Negrete.

Ahora bien, como tal lance tuvo lugar sin la resistencia de nadie y al día siguiente hicieron lo propio de forma oficial, solemne y pública todas las instancias civiles y eclesiásticas del reino, dejando de ello el instrumento público con el que advino a la vida jurídica al Imperio Mexicano, la gratitud del pueblo a la Virgen poco después la capitalizó el síndico del Ayuntamiento de Guadalajara, Urbano Sanromán al pedir a los regidores “inmortalizar la memoria del venturoso trece de junio de 1821” jurando “con la solemnidad y magnificencia propias del acto […] a Nuestra enunciada Madre María Santísima de Zapopan por Generala de las Armas del Ejército de Nueva Galicia, adornándola con las insignias de bastón y banda y comprometiéndose a solemnizar en los venideros años tan plausible día”.

Impelido por el Cabildo Eclesiástico a responder a la petición del Civil, el canónigo doctoral don Miguel Ignacio de Gárate, respondió a estos tres planteamientos diciendo que nada impedía el patronato y juramento de las corporaciones civiles a Nuestra Señora de Zapopan como su Generala de las Armas, que renovar anualmente tal voto no convenía fuese el 13 de junio por ya tener San Antonio una fiesta en la Catedral y a vece caer la solemnidad del Corpus Christi o de su octava ese día, y que veía con agrado la imposición de las insignias a la Generala, la cual tuvo lugar el siguiente 15 de septiembre, en presencia del obispo Juan Cruz Ruiz de Cabañas, 12 días antes del arribo del Ejército Trigarante a la ciudad de México.

Pues hete aquí que a la vuelta de dos años y casi en la misma fecha, el 16 de junio de 1823, el órgano supremo de gobierno en esta jurisdicción, la Junta Provincial de Guadalajara, encabezaba por Luis Quintanar, emitió la declaratoria de creación del Estado Libre y Soberano de Xalisco y publicó su Plan de Gobierno Provisional, adelantándose al estado de Oaxaca que lo hizo el 4 de julio siguiente.

La adopción del sistema de gobierno de República Federal mucho antes de que lo propusiera el Congreso General de 1824, hace que el nacimiento del Estado Libre y Soberano de Xalisco lo sea también de la República Mexicana.

Redactó el documento el doctor José de Jesús Huerta Leal, párroco de Atotonilco el Alto y lo validaron con su firma el Jefe Político Superior de la Provincia, Luis Quintanar, el Intendente Antonio Gutiérrez y Ulloa y el doctor Juan Cayetano Gómez de Portugal, párroco de Zapopan; también, entre otros, Urbano Sanromán.

El territorio del recién proclamado Estado Libre de Xalisco constó de los 28 partidos siguientes: Guadalajara, Acaponeta, Ahuacatlán, Autlán, La Barca, Colima, Cuquío, Compostela, Colotlán y el Nayarit y el Corregimiento de Bolaños, Etzatlán, Hostotipaquillo, Lagos, Mascota, Real de San Sebastián, San Blas, Santa María del Oro, Sayula, Sentispac, Tomatlán, Tula, Tepactitlán, Tepic, Tlajomulco, Tequila, Tonalá, Tuscacuesco, Zapotlán el Grande y Zapopan.

Se formalizó el acto disponiendo que al día siguiente de la publicación del bando del pronunciamiento de la Diputación Provincial todo se convalidara en la Catedral y a los pies de la Virgen de Zapopan en estos términos:

“A las nueve del día pasara dicha Corporación con las demás Eclesiásticas, Civiles y Militares a la Santa Iglesia Catedral a la festividad de Nuestra Señora de Zapopan, Generala y Protectora Universal del Estado Libre de Xalisco. Concluida la función se dirigirá la misma Diputación con toda la comitiva al Salón de Palacio, y leyéndose este Plan en señal de dicho pronunciamiento pasara luego a dar gracias al Supremo autor de las sociedades, por medio de un solemne Te Deum en la propia Santa Iglesia, con lo que concluirá la celebridad, quedando todos obligados a el cumplimiento y obediencia de los artículos preinsertos en el mismo Plan. Dado en Guadalajara a 21 de Junio de 1823.

Así se dieron las cosas.

Tomas de Hijar Ornelas


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