¿Qué hay con el arte de retratar? De tomar un instante del tiempo y el espacio para dejar impresa la realidad justo como es. Las tribus antiguas pensaban que era el arte de robar el alma de una persona y sellarla en un pedazo de papel; otros lo interpretaron como un método de posesión, en el que cualquiera que capturara el instante se hacía acreedor de una historia, un espacio y/o un sentimiento.
La fotografía acecha, arrebata y luego expone lo que el fotógrafo cazó: lugares, personas, aventuras o desventuras. Todo lo que se ponga frente a una cámara, y en el momento en que ésta se dispara, pasa a ser posesión del fotógrafo, ya sea como evidencia, memoria o revelación.
En cuanto a fotografía, México ha tenido grandes exponentes que han contribuido a este arte con imágenes fascinantes, hermosas e impactantes; pero lo más importante, el espectador no se queda sólo con lo retratado, sino que se abre a opinar al respecto.
Susan Sontag (escritora norteamericana) dijo, en uno de sus libros más emblemáticos, que en una situación radical, si el fotógrafo debe escoger entre una fotografía y una vida humana, optaría por la fotografía.
El primero de nuestros personajes sigue muy bien esta regla de la profesión. Enrique Metinides es legendario por sus imágenes para nota roja, las cuales pueden helar la sangre, aunque lo raro es que su composición es tan inmaculada, que a pesar de retratar muertes, accidentes, asesinatos o peleas, las imágenes hipnotizan al espectador por su belleza.
Pedro Valtierra, o como yo lo llamo, el fotógrafo de las multitudes combatientes, es admirado por sus retratos de gran fuerza al exponer grupos de personas donde éstas se encuentran en lucha. Guerrilleros(as), armas, contiendas, valentía y desolación son los temas que este fotógrafo tiene para ofrecernos.
Lola Álvarez Bravo, conocida como la primera fotógrafa profesional mexicana, una mujer que fue privada en un principio de practicar este arte debido a que su esposo no se lo permitía, pero cuando éste enferma, ella decide vivir de esta profesión. Sus temas principales fueron las culturas indígenas, los esquemas sociales y también se dedicó a retratar a los artistas de la época. Ella solía decir: “si algún valor tienen mis fotos, es porque muestran un México que ya no existe”.
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