Yo soy una mujer 4T. Quienes han estado en mis redes desde hace años, quienes me conocen, saben que uno de mis mayores referentes morales es Andrés Manuel López Obrador. Lo seguía desde 2012, me afilié a Morena en 2014, recorrí Matamoros, y muchos otros municipios más en Coahuila construyendo Morena. Ayudé a formar la estructura electoral en dos procesos; me la rifé intentando hacer algo que no sabía: pedagogía popular en ejidos para generar formación política; repartí Regeneración hasta caer de cansancio; puse alma y cuerpo en este proyecto y, aún así, nunca voy a defender lo indefendible.
Andrés Manuel se equivocó y se ha equivocado cuando habla del movimiento de las mujeres, de feminismo, de feminicidios. Por falta de información, por mala interpretación, por ser un señor de edad avanzada y haberse criado en un sistema patriarcal y por su incapacidad de ver el panorama completo. Por lo que quieran y gusten, pero se equivocó y se equivoca. No hay que buscarle, ni tratar de justificarlo.
Si no hago eso, menos voy a manifestarme contra quienes, desde el movimiento social, reclaman que “nosotras tenemos otros datos”. Ese movimiento es de compañeras, porque en el movimiento de mujeres no pueden ser ellas, feministas a secas, y nosotras, feministas obradoristas. Seguimos siendo nosotras. Nosotras, las mismas a quienes la violencia lacera todos los días. Y también yo estoy enojada porque es grave que el jefe del ejecutivo federal no reconozca la violencia que vivimos todos los días. Andrés es el referente moral de muchas y muchos, lo escuchan y repiten lo que dice. Es grave.
Pero no creo que esto haga que López Obrador sea un mal presidente. Andrés es uno de los mejores presidentes que hemos tenido desde hace mucho tiempo. Ha llevado la justicia social a donde antes ni siquiera se había pensado, está cambiando la forma en que estaba estructurada la vida pública de nuestro país y muchos de los programas federales están impactando la vida de las mujeres.
La pensión de adultos mayores, que ahora es un derecho constitucional, a quien más favorece es a las mujeres, pues son quienes menos acceden a la seguridad social, pese haber trabajado y seguir trabajando toda la vida. Jóvenes construyendo el futuro beneficia, en su mayoría, a mujeres: mujeres madres solteras que no tenían oportunidad de demostrar sus destrezas y capacidades; mujeres jóvenes que no pudieron seguir con sus estudios. Estas políticas tocan directamente la vida de las mujeres, su bienestar, su calidad de vida, y, por tanto, su bienestar subjetivo, emocional. Se combaten indirectamente los prejuicios y directamente la dependencia y violencia económicas. Eso dignifica nuestras vidas, reconstruye tejido social.
No dudo que la derecha aproveche el encono, así como aprovecha todo para atacar al presidente, cuando eso que cuestionan ahora jamás les importó antes. Es necesario, por ello, que quienes integramos el movimiento feminista no permitamos que nos utilicen como muchas veces lo han querido hacer. Pero tampoco es válido desacreditar a las compañeras que articulan un movimiento que nace de la indignación, porque somos nosotras quienes hemos padecido y atendemos la violencia, y también estamos indignadas.
En esta crisis sanitaria ha quedado claro que nuestras redes de apoyo son más fuertes que las instituciones, que han demostrado ser incapaces de atender la violencia de género que ha aumentado de manera muy importante. El estado no pudo y no puede contra la violencia de género. Vamos a seguir señalándolo.