Cuando la pandemia se vaya, la tarea seguirá ahí

Ciudad de México /

La semana pasada el Inegi nos dio una foto de la economía mexicana al publicar los resultados de los censos económicos de 2019. Estos estudios, que se realizan cada cinco años, nos permiten captar los cambios estructurales en la economía: el número de establecimientos, su tamaño, el giro de los negocios, la cantidad de personas que emplean, los salarios pagados y la participación de mujeres y hombres, entre otras características. Con la información del año pasado, sabemos que existen en el país 6 millones 373 mil 169 establecimientos que emplean, en su conjunto 36 millones 38 mil 272 personas. El número de establecimientos creció en promedio anual entre esos cinco años 2.4%, mientras que las personas empleadas en estos aumentaron a un ritmo de 4% en promedio anual. Crecimientos dentro de lo esperado.

Una mejor noticia sea quizás la tasa a la que aumentó el valor agregado, que creció a un promedio anual de 5.9%, frente a la caída de -0.2% que se observó en el censo anterior. Aumentó principalmente el valor agregado de ciertos sectores —las manufacturas, el comercio y los servicios privados no financieros— que, en conjunto, representaron el 73.4% del total de la economía, cuando en 2014 habían representado alrededor de 59%. La minería y la generación de electricidad, agua y gas perdieron relevancia respecto a la que tenían previamente.

México, de acuerdo con la información de los censos, es un país mayoritariamente industrial. 45.6% del valor agregado se genera ahí, seguido del sector servicios que representa 33% del mismo y posteriormente el comercio con 21.4%. De los diez municipios que más contribuyen al valor agregado del país, cuatro se encuentran en la Ciudad de México.

Entre los muchos datos que nos dio el Inegi la semana pasada destaca el tamaño de los establecimientos. Siguen predominando en México los micronegocios: 94.9% de los establecimientos se consideran micro, emplean entre 0 y 10 personas. Las pequeñas y medianas empresas, las pymes, son 4.9% de los establecimientos y las grandes —las que emplean a más de 250 personas— son solo el 0.2% del total. Pero aquí viene lo más interesante. Esas 6 millones 48 mil empresas de menos de diez trabajadores emplean a 13 millones 406 mil personas, es decir, 37.2% de las personas ocupadas, y generan únicamente el 14.6% del valor agregado de la economía. Todo un reflejo de la baja productividad. En los micronegocios —casi que por razones obvias— no se invierte en capacitar al personal, solo 2.4% manifestaron haberlo hecho, y es ahí donde se concentra el personal con menor capital humano, una de cada dos personas ahí ocupadas tiene solo educación básica.

El Inegi nos da una fotografía reciente de la economía, pero no nos da necesariamente la imagen que mejor corresponde a este momento. El nuevo coronavirus ha hecho estragos en un país que ya tenía problemas: millones de microempresas con poco valor agregado, un mercado laboral segmentado en la formalidad y la informalidad, baja —bajísima— productividad laboral que no ha hecho más que decrecer con el paso del tiempo. El último censo económico nos recuerda la tarea que cuando la pandemia se vaya seguirá ahí: debemos alinear los incentivos.

*Directora del Imco
@ValeriaMoy

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