Tenemos muchas definiciones de pobreza –multidimensional, extrema, patrimonial, laboral— que darían pie a profundos debates. No existe una opinión unánime sobre el umbral a partir del cuál una persona debe ser considerada en situación de pobreza, pero las definiciones que tenemos en México —no necesariamente comparables a nivel internacional— nos dan la guía para evaluar cómo ha lidiado el país con este tema. La foto de más definición probablemente nos la dé la pobreza multidimensional, que además del ingreso de las familias, considera aspectos de salud, vivienda y educación, entre otros. Sin embargo, el indicador de más frecuencia que tenemos es la pobreza laboral.
La pobreza laboral hace referencia a la población que no puede adquirir una canasta alimentaria básica (definida por Coneval conforme a ciertos principios calóricos y nutrimentales) que tiene un valor monetario determinado dependiendo si se habita en zonas urbanas o rurales. Usualmente se calcula con los datos generados por la ENOE de forma trimestral. A raíz de la imposibilidad de llevar a cabo la ENOE, que es presencial, el INEGI ha estado publicando una encuesta similar, pero que se hace vía telefónica, la ETOE. Usando esta última, el Coneval produjo los datos de pobreza para abril y mayo. Debido al cambio metodológico, no es estrictamente comparable con la pobreza laboral del primer trimestre del año, pero la información es valiosísima, nos da una foto casi en tiempo real, del impacto del covid-19 en la pobreza en el país.
Al cierre de marzo, 35.7% de la población se encontraba en pobreza laboral, aproximadamente 45 millones de personas. Desde el pico observado en 2014, la pobreza laboral había estado disminuyendo de forma lenta pero consistente a lo largo de los trimestres. Aún así es increíble pensar en esos números en un país que dice haber intentado combatir la pobreza por décadas a través de programas sociales. Pero los números de abril y mayo son mucho peores. Coneval señala que 53.1% de la población se encontró en pobreza laboral en abril, incrementándose a 54.9% al mes siguiente. Prácticamente 70 millones de personas en pobreza.
El deterioro en las condiciones laborales de la población y el nulo apoyo dirigido al mantenimiento del empleo propició este incremento. Uno de los puntos en los que el hoy presidente versó su campaña era la pobreza. Hoy hay 25 millones más de personas en pobreza que las que había hace solo tres meses. Será quizás el mayor reto que enfrentará López Obrador. ¿Habrá un compromiso real —serio, estructurado, planeado— de la presente administración para abordar el tema? O quizás se siga haciendo lo mismo que antes… un programa social tras otro para ocultar el verdadero objetivo, el uso electoral y clientelar de los recursos. En 2021 tendremos la respuesta.
*Directora del Imco
@ValeriaMoy