Presupuesto

Ciudad de México /

En unas horas se presentará el paquete económico para 2021. Siempre hay expectativas sobre el presupuesto que se propondrá y los cambios fiscales planteados en el proyecto de Ley de Ingresos. Pocas veces se cumple lo presentado al Congreso. Después de jaloneos y negociaciones, se aprueba un presupuesto distinto al propuesto y con el paso del tiempo veremos que lo gastado rara vez coincide con lo aprobado. No por eso el momento es menos relevante.

En los paquetes económicos se plasman las expectativas de lo que viene: los estimados de crecimiento, de ingresos, de gastos y se ponen números a las palabras. Una vez que sabemos cuánto se le asigna a cada cosa sabemos donde están las prioridades de la administración. La narrativa se encuentra con la realidad de los recursos. Poco valdrá la palabra de un gobierno que dice vivir tiempos de vacas flacas cuando termina gastando por encima del 10% de lo presupuestado, como sucedió hace unos años en los tiempos del presidente Peña. Poco tendrá de cierto el discurso de un mandatario que señala la importancia de la inversión pública pero no cambia ni un punto porcentual los recursos que le asigna.

De ahí la importancia del paquete que se presentará hoy por la tarde. En un seminario virtual organizado por el Centro de Estudios Alonso Lujambio del ITAM y Coparmex surgieron algunas preguntas que hoy serán respondidas. ¿Hay espacio fiscal para incrementar el gasto del gobierno? ¿Estará en el interés de la actual administración implementar políticas fiscales contracíclicas para aminorar los efectos de la crisis de este año? ¿Recurrirá el gobierno a deuda o a impuestos para financiar el gasto en un año en que los ingresos tributarios disminuirán? No tendremos respuesta a otras preguntas, aunque el desenlace ya se intuye, como: ¿bajará la calificación de la deuda de Pemex y del soberano? ¿Cómo incidirá esto sobre el costo de la deuda?

Llevamos años recaudando mal y gastando peor. Mucho se dice de la mala recaudación de México como porcentaje del PIB con relación a los otros países miembros de la OCDE, pero poco se menciona de la carga fiscal individual de quienes sí pagan impuestos. Exigimos más gasto cuando en realidad su efecto multiplicador es bajo y las distorsiones muchas. De este presupuesto esperamos algo que no nos podrá dar: un gasto más eficiente en un entorno considerablemente más complicado, una política fiscal que impulse una recuperación más allá de un mero rebote. No hay demasiado espacio para hacer esa magia, los recursos necesarios para hacerle frente al servicio de la deuda y el imparable aumento en el monto necesario para el pago de pensiones limitan las posibilidades. Los ingresos estarán acotados en un momento de tenue crecimiento y ya no habrá recursos en los fondos de estabilización. El tan esperado remanente de utilidad de Banco de México dará un respiro, pero será solo eso.

Este año ha sido y será difícil en muchos sentidos. El siguiente también lo será. Veremos qué tan realista lo reflejan las cifras del paquete económico.

Nota personal: Con esta colaboración termino un ciclo en MILENIO. Agradezco a los lectores, a mis compañeros de diario y a Francisco González por estos años de fructífera relación. Gracias.

*Directora del Imco
@ValeriaMoy

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