Empoderamiento femenino, vital para un México incluyente

  • Columna de Vanessa Rubio Márquez
  • Vanessa Rubio Márquez

México /


En el mundo habitan alrededor de 3 mil 650 millones de mujeres capaces de ser agentes de cambio y transformar a nuestras sociedades. Pero para que esto sea posible, es necesario poner el piso parejo para que las mujeres y las niñas gocen de los derechos humanos, económicos y sociales básicos que permitan su pleno desarrollo y participación en sus comunidades.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) estima que por cada grado de secundaria que una mujer finaliza, puede obtener un aumento salarial de entre 15 y 25 por ciento. Además, un exhaustivo estudio de ONU concluye que cada año adicional de formación para las mujeres en edad reproductiva contribuye a disminuir 9.5 por ciento la mortalidad infantil. Estos son solo dos de los múltiples estudios que sustentan la hipótesis de que las mujeres que tienen sus necesidades básicas satisfechas —educación, salud e ingresos— ayudan a romper el ciclo de la pobreza.

La equidad de género empieza en el hogar, se fortalece en las escuelas y se consolida en nuestra vida diaria. Pero en cualquiera de estos espacios, la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres necesita apoyarse de políticas públicas efectivas y de una plena participación social y ciudadana de la mujer.

El Plan Nacional de Desarrollo 2013–2018 del presidente Enrique Peña Nieto incluye por vez primera la perspectiva de género como una estrategia transversal y un principio esencial para consolidar el desarrollo del país. En concordancia con ello, la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) trabaja todos los días para garantizar el empoderamiento de las mexicanas.

Procurando incorporar cada vez más la equidad de género en la labor diaria de la Sedesol, hemos logrado que la mitad de la fuerza de trabajo en nuestras oficinas centrales esté conformada por mujeres. Asimismo se habilitó una unidad exclusiva para promover la igualdad de género en todos los aspectos del funcionamiento de la dependencia, misma que regularmente imparte cursos y talleres para capacitar a los funcionarios públicos en la materia.

Esta fue la primera dependencia en contar con un acuerdo específico en el que se establece la licencia de paternidad por alumbramiento y adopción para padres y madres, favoreciendo así, de manera equitativa, la conciliación entre la vida laboral y familiar. Además, los 18 programas de la Sedesol están diseñados bajo un enfoque de protección y empoderamiento de la mujer, prueba de ello es que las mujeres representan 7 de cada 10 beneficiarios de las acciones de nuestra secretaría.

Tan solo el Programa de Inclusión Prospera ha apoyado a 15.3 millones de mujeres para gestar proyectos productivos, impulsando su creatividad y capacidad de emprendimiento. Del mismo modo 5.9 millones de jefas de familia cuentan con un seguro de vida que garantiza la continuidad en la educación de sus hijos en caso de que ellas llegaran a faltar.

La Cruzada Nacional contra el Hambre se fortalece con el trabajo protagónico de las mujeres en los comités y comedores comunitarios, que benefician a 105 mil 808 mil niñas y 59 mil 608 mil mujeres embarazadas en lactancia, con discapacidad o de la tercera edad, contribuyendo así al desarrollo de un México con mejor nutrición.

Paralelamente el Programa de Abasto Social de Leche, a cargo de Liconsa, provee lácteos fortificados y a precios accesibles a 3 millones 915 mil 800 mujeres, garantizando el sano desarrollo de las mexicanas.

Estudios elaborados por el Instituto Nacional de Salud Pública demuestran que los niños que consumen continuamente la leche fortificada Liconsa tienen menores tasas de anemia y desnutrición crónica, alcanzan más estatura y masa muscular y despliegan mayor actividad física y desarrollo mental.

Además el Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol), órgano administrativo desconcentrado de la Sedesol, apoyó durante el último año 119 proyectos de igualdad de género y 35 proyectos en beneficio de mujeres que fungen como cuidadoras primarias de algún dependiente enfermo o con discapacidad, y también cuenta con un programa especial dirigido a la prevención y atención de la violencia contra las mujeres en estrecha coordinación con la sociedad civil y los gobiernos estatales.

Es nuestra labor como personas, como sociedad y como gobierno generar las herramientas necesarias que empoderen a las mujeres mexicanas sin importar su ubicación o circunstancia. Habremos alcanzado la igualdad de género cuando, sin importar si se es hombre o mujer, todos los seres humanos contemos con las mismas condiciones y derechos para desarrollar plenamente nuestro potencial.

La igualdad de género debe de ser una realidad que se viva día a día en nuestro país. La determinación que tengo como mujer y la instrucción que tengo del presidente Peña Nieto y del secretario José Antonio Meade es actuar con equidad, a fin de que a mexicanas y a mexicanos, como ciudadanos que somos, se nos faculte de igual forma para el ejercicio de todos y cada uno de nuestros derechos sociales.

*Subsecretaria de Planeación, Evaluación y Desarrollo Regional de la Secretaría de Desarrollo Social.

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