Nancy Patricia D'Alesandro Pelosi, la actual presidenta de la Cámara de Representaste de Estados Unidos, del partido demócrata, fue la hija menor de una familia italoamericana. Arriba de ella, seis hermanos hombres. Quizá la convivencia con ellos y el que su padre, Thomas D'Alesandro, se dedicara a la política formal, en la que ella lo acompañaría de manera constante, la forjó en el trato con el mundo masculino y le facilitó dejar muy lejos el papel de mujer dócil. De buen carácter, pero no fue de las mujeres que da más importancia a las necesidades y deseos ajenos que a los propios. De mucho le ha servido a lo largo de su vida y particularmente para tratar y lidiar con un macho agresivo como lo fue Donald Trump en la presidencia. Nancy Pelosi, que lleva el nombre de su marido y no el propio, desempeña a la perfección todos los principios para ser una estratega consumada, que son querer, poder y saber. Querer es un acto de voluntad, poder uno de libertad y saber es un acto de capacidad, quizá el más difícil de los tres, pues el talento no es suficiente sin disciplina y la capacidad de una buena ejecución de los propósitos a lograr. Todo esto puso en juego Nancy Pelosi para lograr la aprobación del complicado paquete económico que el presidente Biden requería para sacar a flote su presidencia.
El viernes 19 de noviembre se consumó la aprobación de la Cámara para el plan del gasto social de 1.75 billones de dólares con escasos 220 votos a favor y 213 en contra. El paquete está pensado para ampliar los programas sociales dirigidos a jóvenes y anciano además de dedicar 550 mil millones de dólares a la lucha contra la crisis climática en Estados Unidos, 65 mil millones de dólares para la red eléctrica y el financiamiento de energías limpias y una cantidad igual para expandir la red de internet de banda ancha hacia comunidades rurales y de bajos ingresos. La conectividad accesible para todos es el futuro. Aún falta un complicado paso por el Senado, dada la estrecha mayoría de los demócratas en esa Cámara, donde el voto de calidad de Kamala Harris podría sacarlo adelante en caso de un empate. En las manos y la capacidad de dos mujeres ha quedado la gestión de la agenda de Biden.
¿Por qué me ha parecido tan emocionante el logro de Nancy Pelosi? Porque a los 81 años tuvo que echar mano de todas las habilidades políticas adquiridas a lo largo de su vida, de toda su inteligencia y flexibilidad, conocimiento de la condición humana, madurez y audacia, mucha audacia. Hace diez días, la presidenta y líder demócrata de la Cámara de representantes, no tenía los votos suficientes para aprobar el paquete propuesto por Biden, que de no ser aprobado significaría un fracaso rotundo para su presidencia. La obstrucción por diferentes motivos de seis de los diputados de la bancada demócrata de Pelosi le complicó los números hasta el hartazgo. Un buen estratega cambia de táctica y de ruta cuando los caminos se le cierran. La capacidad de sorprender de Nancy fue muy divertida. Les preguntó a sus intransigentes compañeros de partido:
"¿Entonces definitivamente van a votar en contra? ¿El proyecto más importante y potente de infraestructura en décadas se va a estancar por ustedes? ¿Ustedes seis van a sabotear la presidencia de Biden y van a destruir la confianza de que los demócratas sabemos gobernar?”
Dejó de rogar y de esperar por los votos que sus compañeros de partido le escatimaban y fue a buscarlos en la casa de enfrente. Con argumentos y oficio y no con necedades logró convencer y obtener el voto favorable de 13 republicanos y sacó primero el proyecto de un billón 200 mil millones de infraestructura física que ya tenía el visto bueno del senado. Buenas noticias para quienes necesitan empleo y para las empresas.
"Fírmelo y promúlguelo, Presidente", pudo decir.
El viernes 19 de noviembre, el plan completo por 1.75 billones fue aprobado por 220 votos a favor y 213 en contra. En la Cámara de Diputados Nancy cumplió. "Tenemos un proyecto de ley para reconstruir mejor nuestro país; es histórico, es transformador y es más grandes que cualquier cosa que hayamos hecho antes”. A grandes males se requieren grandes remedios, y con habilidad y paciencia, Pelosi logró sacar por un pelito los votos necesarios. Ella esperaba aprobar y votar la medida el jueves 18, pero ya ve que nunca falta un protagónico: el líder de la minoría republicana Kein McCarthy, quizá en desquite por la derrota que veía venir, se aventó un discurso más largo que uno de Fidel Castro en sus mejores tiempos, nada menos que de ocho horas y media. Es el discurso más largo pronunciado en la historia de la Cámara. A las cuatro de la mañana del viernes por fin se calló. Los demócratas hubieran perdido la votación si hubiera habido más de tres desertores en su bando y tres menos del lado republicano. La maestría y empeño de Nancy Pelosi evitó un desastre y una vergüenza a los demócratas.
Busque usted la biografía de Nancy Pelosi. Nacida en 1940, no ha parado de aprender y trabajar en lo que le gusta desde su temprana juventud. Está casada con Paul Pelosi desde 1963, tiene cinco hijos y 9 nietos. Desde luego no ha perdido el tiempo. Ha sido la primera mujer en presidir la Cámara de Diputados de Estados Unidos. La ha presidido tres veces, y la última vez a partir de enero de 2019, en donde tuvo que lidiar con un Trump desbocado y empoderado, con un misógino de tamaño mayúsculo. No cualquiera lo logra sin despeinarse. En ese entonces dijo: "somos lo suficientemente grandes para sobrevivir a un mandato de Donald Trump". Al parecer, por lo menos, ella lo es.
Verónica Mastretta