Salir de Kabul

  • Vida y Milagros
  • Verónica Mastretta

Puebla /

Nadie esperaba una salida del ejército norteamericano de Afganistán tan desastrosa como la que hemos visto en estos días. La expectativa era que Kabul caería en noviembre. La rapidez con la que los talibanes la tomaron, tomó por sorpresa a muchos que de antemano se saben condenados por las creencias y métodos de castigo de ese grupo fundamentalista, pero más inquietante aún es para las mujeres afganas que creyeron que otra vida era posible en su país, una vida en la que podían estudiar, trabajar, tener amigos o salir a la calle vestidas a su gusto. Los herederos del Talibán que gobernó el país a fines de la década de 1990 han recuperado el control militar y político casi por completo, pero nadie sabe aún cuáles serán sus planes. Hay dos líderes visibles, el primero, Hibatullah Akhundzada es el comandante supremo y está con el grupo desde la década de 1980, en la resistencia contra los rusos y se considera más un líder espiritual.

El líder político es Abdul Ghani Baradar, uno de los 4 hombres que fundaron el Talibán en Afganistán en 1994, así que ambos vienen de la vieja guardia. Talibanes quiere decir “estudiantes”, una facción ultraconservadora que tomó su nombre de los jóvenes educados en las escuelas religiosas islámicas de afganos asilados en Pakistán durante la invasión rusa , y aunque han dicho que tienen como objetivo restaurar la paz y la seguridad sin venganza, también han dicho que pretenden hacer cumplir una versión austera de la Sharía, o ley islámica, lo cual vuelve difícil y oscura la vida de las mujeres y las niñas, pues quedan sujetas por completo a la interpretación estricta de la ley islámica, como la que permite las ejecuciones públicas a las acusadas de adulterio. Así fue su gobierno cuando dominaron Afganistán, así que ahora es difícil creer que actuarán con una mínima mesura. Lo que dijeron a principios de este año es que querían un sistema islámico genuino, afín a las tradiciones culturales y las reglas religiosas.

Por el chat me escribe Miriam, una brillante estudiante a la que conocí trabajando en temas ambientales y a la que he llegado a querer mucho. Ella hizo una maestría en Inglaterra y ahí, en la universidad, construyó una buena amistad con una joven estudiante afgana. Esa joven terminó sus estudios y regresó a Kabul no solo a ejercer su profesión, sino a incorporarse en la ya larga lucha a favor de los derechos civiles de las mujeres. Para un régimen como el talibán ella es una mujer marcada. Nunca imaginó la velocidad en la que se desencadenarían las cosas, pero días antes de la toma de Kabul, se dio cuenta de que tenía que salir lo antes posible y pidió ayuda a sus compañeras de otros países. Así me lo fue contando Miriam a lo largo de esta semana:

17 de agosto: “Amina, compañera universitaria y amiga mía de 26 años, además de ejercer su carrera, es activista por los derechos de las mujeres en Afganistán. Acabo de leer que el gobierno mexicano extenderá refugio a los afganos. ¿Sabes algo de eso? Lo más importante es que ella pueda salir lo antes posible, quedarse es de un riesgo impensable. Entre varios hemos reunido el dinero para el boleto y algo para residir en Turquía mientras encuentra un país que la reciba de manera definitiva. ¿Sabes si México tiene consulado o alianza con algunos países para sacar a las personas que corren más riesgo (...) Me dices que el gobierno mexicano no tiene embajada allá. Ofrecen refugio a mujeres y niños pero no especifican cómo llegarían hasta acá. Al parecer todo tiene que ser vía la embajada de Irán. Amina ya tenía el boleto y posibilidades de salir en el siguiente vuelo a Turquía, pero le fue imposible llegar al aeropuerto debido al caos y balaceras que se han desatado en los caminos de acceso. No regresó a su casa, está refugiada en casa de unos amigos”.

18 de agosto: “Todos estamos haciendo lo imposible por encontrar una salida pero aún no sabemos nada. Las comunicaciones son muy difíciles. Entiendo que los esfuerzos del gobierno de México vía Irán serán útiles más adelante, pero no en este caso de tanta urgencia”.

20 de Agosto: “Amina ya está adentro del aeropuerto. Pudo cruzar con ayuda de soldados americanos que aún tienen control sobre un acceso. Esperará en el aeropuerto hasta que le podamos decir a qué país podrá llegar. Estamos trabajando y presionando a nuestra universidad en Inglaterra para que extienda salvoconductos a estudiantes de Afganistán que estudiaron aquí”.

20 de agosto por la noche: “Te envío el comunicado que salió hoy, como parte del esfuerzo del gobierno inglés para apoyar a las personas más vulnerables que necesitan salir y que no son británicos. Inglaterra ha extendido su apoyo para recibir hasta 5 mil personas de grupos vulnerables y quedaron incluidos los estudiantes chevenianos, eso aplica a Amina, a oficiales que trabajaron en grupos anti terrorismo, periodistas, grupos de defensores de derechos civiles de las mujeres y empleados de ONG’s con causas humanitarias. La presión de la asociación que representa a las universidades de Reino Unido y de todos los estudiantes afiliados a ellas fue fundamental. Mi amiga está ya esperando el vuelo humanitario en el que dejará su país. Es una carrera contra el tiempo, pues nadie sabe lo que sucederá en el aeropuerto”.

21 de Agosto: “¡Mi amiga salió! Llegó a Qatar y está en un campo de refugiados tramitando su entrada a Reino Unido. Fue muy valioso el trabajo de todos mis compañeros para que flexibilizaran las políticas de asilo. Se quedaron atrás muchas personas. Ya todas las fronteras están cerradas por los talibanes e intentar salir es extremadamente peligroso. Los permisos llegaron justo a tiempo. Ayer vivimos un milagro”.

PROHIBICIONES DE LOS TALIBANES A LAS MUJERES EN LOS AÑOS 90

1) Prohibición del trabajo femenino fuera del hogar. Aplica a profesoras e ingenieras. Solo algunas mujeres de personal médico pueden trabajar.

2) Ninguna actividad fuera de casa a menos que vayan acompañadas por algún hombre de su familia, padre, hermano o marido.

3 Prohibición de cerrar tratos comerciales.

4) Prohibición de recibir atención médica de hombres.

5) Solo podrán ir a la escuela las niñas menores de diez años. Está prohibido ir a la universidad.

6) Deberán de llevar una burka o tela que las cubra de pies a cabeza.

7) Habrá castigos físicos de azotes e insultos a las mujeres que no cumplan estas reglas.

8) Azotes a las que no oculten sus tobillos.

9) Lapidación pública a las que mantengan relaciones sexuales fuera del matrimonio.

Para resumir, prohibido usar tacones, practicar deportes, andar en bicicleta, asomarse a los balcones, ser tocadas por un sastre, usar pantalones, ser fotografiadas, publicar fotos de mujeres en revistas, poner nombres de mujeres a calles o espacios públicos, tener vidrios sin cortinas y subirse al transporte público no femenino.

¿Qué harán ahora los talibanes? Hasta antes de su llegada al poder en la década de 1990, las mujeres afganas ya tenían derechos otorgados por la ley. En ese entonces, 50 por ciento de los funcionarios gubernamentales y los estudiantes universitarios eran mujeres. El 40 por ciento de los médicos eran mujeres. Todo eso se prohibió durante el gobierno fundamentalista talibán.

Para mujeres como Amina, quedarse no es opción.

Verónica Mastretta


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