Día Mundial de la Salud Sexual 2019

  • El sexódromo
  • Verónica Maza Bustamante

México /

La Organización Mundial de la Salud reconoció en 2002 que la salud sexual es “un estado de bienestar físico, emocional, mental y social en relación con la sexualidad; no es simplemente la ausencia de disfunción o enfermedad. La salud sexual requiere un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de coerción, discriminación y violencia”.

¿Para qué nos sirve contar con una definición de algo a lo que deberíamos aspirar todas las personas? Para que entendamos que podemos tener —y mantener— una buena salud sexual, la cual tiene que ver con nuestra responsabilidad por conocer, respetar, proteger y ejercer los derechos sexuales, propios y de todas las personas.

Desde 2010 se celebra el Día Mundial de la Salud Sexual, promovido por la Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS) y los profesionales de la educación sexual en el mundo, quienes buscamos promover, justamente la salud, el bienestar y los derechos de todos.

Este año, el tema es “Educación sexual para todos/as/es: un puente hacia la salud sexual”, el cual destaca la importancia de la educación integral de la sexualidad sin hacer diferencias por edades, géneros, grupos ni contextos. Está relacionado con el 24º Congreso Mundial de Sexología, que se celebrará en la Ciudad de México del 12 al 15 de octubre de 2019, pues es un puente que ayuda a atravesar ríos, océanos, cruza barrancos llenos de prejuicios, violencia, sexismo, machismo, homofobia, transfobia, embarazos no planeados. Busca obtener acceso seguro a la interrupción legal del embarazo, prevenir infecciones de transmisión sexual, enseñar a pedir ayuda, a saber decir no, a entender y respetar la diversidad. Es un puente que acorta tiempos y distancias, haciendo que el camino sea más fácil para alcanzar la salud sexual, ¡y con ella el bienestar!

Quizá les suene a una efeméride más, pero créanme que hacer educación sexual en México (y, en general, en todo el mundo) es difícil, porque existen muchas ideas —prejuicios, miedos, desconocimientos— en torno al tema. La mayoría cree que “el sexo” se refiere únicamente a la cogedera. A la penetración. A una vida erótica activa. ¡Pero no es así! La sexualidad tiene que ver con quiénes somos, cómo nos percibimos, cómo nos mostramos ante los demás y cómo la sociedad nos ve con todas nuestras características. Es decir, no es únicamente un asunto de penes y vulvas sino que va muchísimo más allá, llegando al objetivo de vivirnos desde el interior y hacia el exterior siendo como somos.

Todas y todos se pueden unir a la celebración. Visiten la página www.diamundialsaludsexual.org para conocer las acciones que se realizarán e involucrarse en ellas. Con su ayuda, la educación sexual llegará más lejos. ¡Gracias por participar! #diamundialsaludsexual2019 #DMSS2019 #educacionsexualparatodos  

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No hay gen que defina la orientación sexual

Quiero creer que, sin necesidad de un estudio, muchos de ustedes, lectores y lectoras, le habían quitado la responsabilidad de su orientación sexual a los genes, pero si tenían la duda, un estudio publicado esta semana en Science Magazine demuestra que no existe un solo gen responsable de la homosexualidad.

Se dice que se trata de la mayor investigación genética de la historia de la sexualidad porque el estudio, realizado por la Universidad de Harvard y el MIT, se aplicó a casi medio millón de personas, cuyo ADN reveló que no se puede predecir quién será heterosexual, quién homosexual y quién bisexual.

Toda la información almacenada en nuestros genes y transmitida entre generaciones no da gran detalle sobre esto. Además, se descubrió que la sexualidad es poligénica, es decir, que cientos o incluso miles de genes hacen pequeñas contribuciones al rasgo, siendo el medio ambiente y la cultura en donde cada individuo se desarrolla los factores más importantes para su selección.

El método que se utilizó fue el de asociación de todo el genoma. La revista Nature, explica: “Dividieron a los participantes del estudio en dos grupos: los que informaron haber tenido relaciones sexuales con alguien del mismo sexo y los que no lo hicieron. Luego, los investigadores realizaron dos análisis separados”. Sus conclusiones reseñan que hay muchos genes que podrían influir en el comportamiento sexual, pero ninguno que pueda predecir (de manera sugestiva o definitiva) la sexualidad de un individuo.

Michael Bailey, psicólogo que realizó gran parte de las primeras investigaciones del estudio sobre la heredabilidad de la sexualidad, explica que este descubrimiento ayuda a entender que en realidad no funcionan las llamadas “terapias de conversión” que prometen modificar la orientación sexual de quienes cumplan con sus procedimientos (que, generalmente, vulneran los derechos sexuales y reproductivos que tiene todo ser humano). 


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