Aumentos, pero no pa’ todos

Laguna /

Les guste o no, las becas y pensiones de bienestar, están aquí y no se van. Están en el cuarto constitucional, son por ley y no las da el presidente, no salen de su bolsa, vienen a propósito de contribuyentes cumplidos como tú y como yo.

En una columna recientemente lo había comentado, si eres una persona con discapacidad en la cuatro té, lo de hoy es proyectar tu futuro sí o sí, tienes acceso al cobro de una beca o pensión de bienestar del gobierno federal, a eso ha reducido su política pública el presidente en turno.

En el cierre del año 2022, la discordia apunta a que serán los adultos mayores quienes verán un incremento del 25% en su percepción. Al día de hoy reciben mensualmente tres mil 850 pesos, pero al entrar 2023 estarían percibiendo cuatro mil 812 pesos con 50 centavos.

No es justo, porqué el aumento va destinado solo a adultos mayores ¿y las personas con discapacidad? Debería ser igual para nosotras, porqué conformarnos, se han desatado los reclamos.

Y es que, el discurso desde el inicio del gobierno federal de MORENA es que se vería más por los jóvenes, por lo adultos mayores y por las personas con discapacidad… con becas y pensiones.

Hoy, la demanda de un servicio de salud oportuno y digno, la garantía de la entrega de medicamento al momento de recibir la receta o que la calendarización de las cirugías no se convierta en un sueño, se escucha poco y en pocos espacios.

Se ha sacrificado la infraestructura y con ello la posibilidad de desarrollo y crecimiento de las personas con discapacidad en la educación, en el deporte, en el ocio, en lo laboral.

Hoy, las “acciones de gobierno” en lo federal es, y será, por lo menos al finalizar el sexenio del presidente, asistencialista y protector, por lo que, un buen segmento de las personas con discapacidad reclaman también ese aumento, pues hasta en eso, están en desventaja, en desigualdad. Bendito.

Pedir que no obtengan lo que es suyo, es descabellado, sugerir que desdeñen la posibilidad de reforzar su ingreso para cubrir sus necesidades es insensible, condicionarlas a que sigan “demostrando” su capacidad para merecer ser premiadas es cruel.

La pichada es otra.

Cobrar su beca, si es su gusto, e impulsar un movimiento de reclamo al unísono para exigir no se abandone el fortalecimiento de instituciones que empoderen la capacidad jurídica de las personas con discapacidad.

Considere esto, alimentar el discurso del gobierno federal de la beca como la mejor política pública para personas con discapacidad es aceptar también el espectáculo como una vía segura y redituable para provocar la lágrima y suscitar el donativo. 

A eso le ha apostado el presidente al fijar sus preferencias presupuestales en la fundación que este fin de semana hace su show como hace 25 años. 

Primero Persona.


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  • Verónica Rocha
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