Lo de hoy son las becas. El interés y preocupación de las personas en situación de vulnerabilidad y sus familias son en torno a conservar la beca que hace tiempo tramitaron o seguir con la esperanza de que pronto muy pronto los astros y el universo respondan al decreto que ya mandaron: ¡Merezco!
Por la condición de vida familiar, el activismo social que realizo en Autismo San Roberto aunado con el oficio periodístico que desempeño, me entero de manera frecuente de este interés y me causa mucho pesar que sean la obtención y/o conservación de becas del gobierno federal, la mayor aspiración a la que desea llegar el ciudadano con discapacidad, el ciudadano adulto mayor o el ciudadano joven.
De muchos, lo he escuchado, no hay mayor retribución de agradecimiento al gobierno de la cuarta transformación que tener dinero para beca de millones de mexicanos y que aumentará.
Y tienen razón, porque infraestructura para el desarrollo y crecimiento de las personas con discapacidad no hay, desde que el presidente entró en su gestión, toda su política se enfocó a que les llegue dinero, de manera directa, no importa si las calles o el servicio de transporte, por ejemplo, cuentan con accesibilidad universal para aquellas usuarias de sillas de ruedas que desean salir por sí mismas de casa y gastarlo.
Simplemente no se puede. La beca económica sí, pero donde está el impulso del programa social y asistencialista para la autonomía e independencia de las personas con discapacidad si se olvidó de inyectar inversión a los accesos y espacios compartidos de las escuelas, espacios públicos como parques y plazas, trazo adecuado de banquetas para una movilidad segura, lo mínimo para que sean ellas quienes decidan disponer en qué gastarán su beca, pero ni eso.
Hasta en la aplicación del gasto de la beca, las personas con discapacidad quedan al amparo de la tutela de quien las asiste o quien las cuida, porque ellas no logran decidir por sí solas y mucho menos tomar rumbo para acudir a solicitar el servicio o producto que es más importante para ellas en ese momento.
Las becas económicas no es algo mágico, es un recurso que sale de la bolsa de los mexicanos que pagan impuestos y que les es devuelto, jamás crea eso de que “el presidente nos la da”, de su bolsa no sale.
Es como cuando tienes la fascinación de gastar y gastar en tu primera compra al recibir tu tarjeta de crédito, al final ¿Quién crees que la va a pagar?
La realidad es que, el presidente lo que hizo fue jalar la cobija, para cubrir a unos, para sí, “proteger” a personas en situación de vulnerabilidad, pero dejó a la deriva la cobertura a mujeres a través de los programas de refugios, por ejemplo.
A niñas y niños con el cierre de estancias infantiles y escuelas de tiempo completo al cortar el recurso económico con que se alimentaba el programa.
Y que me dice del olvido que dejó a cientos y cientos de organizaciones de la sociedad civil (osc) que surgen justamente para cubrir una necesidad que el Estado no atiende; dijo que no eran confiables, que en muchas había irregularidades y algunas las consideró hasta corruptas y como suele hacerlo, de manera unilateral y a discreción eligió solo a una, que a su consideración trabaja muy bien, tan bien que no solo le asigna presupuesto anual, hasta la administración de todo un programa tiene en sus manos.
Suerte te de Dios.
Becas, muchas becas ¿Dónde voy por la mía?
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