“El trabajo más productivo
es el que sale de las manos
de un hombre contento”
Víctor Pauchet
Desde octubre el presidente López Obrador anunció que enviaría una iniciativa de ley, para desaparecer la figura del trabajo en régimen de subcontratación, como se denomina en la Ley Federal del Trabajo, pero que coloquialmente se conoce como outsourcing; agregando que sería igual de polémica como la desaparición de los fideicomisos.
Efectivamente, hay coincidencia en la actuación de este gobierno federal en la intención de desaparecer figuras existentes en diversas leyes bajo el argumento genérico del combate a la corrupción, pero desafortunadamente primero se desaparecen, y luego surge la intención de realizar los análisis correspondientes para intentar justificar la decisión.
En el caso concreto de la subcontratación, hay quien la visualiza como un medio para el acceso a empleo formal, sobre todo de grupos que quizá no cuentan con los requisitos solicitados por el mercado laboral; considerándola también, como una industria que cuando cumple con los requisitos legales, ayuda al crecimiento económico.
Sin embargo, debe reconocerse que una parte de la iniciativa privada en un afán de ganar más, generan competencia desleal al reducir artificialmente el costo de la mano de obra, al evadir cumplir con sus obligaciones fiscales y prestaciones laborales, generando a la par un perjuicio a Hacienda, y a instituciones como IMSS e INFONAVIT que dependen del pago de cuotas.
Es decir, se ha venido abusando de dicha figura tanto en el plano laboral antes señalado, pero también como parte de estrategias netamente de índole fiscal, en donde solo en papel existen empresas que tienen trabajadores, con el objeto de realizar deducciones y facturaciones falsas, la no retención ni entero de impuestos; por lo que las empresas dedicadas a ello han venido creciendo año con año.
La figura del outsourcing no solo se usa en las empresas, la organización Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI)detectó más de 50 contratos de esta figura, asignados por el gobierno federal entre 2019 y 2020 por un monto cercano a los 5 mil millones de pesos y tan solo en 8 de las mayores asignaciones subcontrató para el 2020 a 28 mil 800 empleados.
Me parece adecuada la intención de regular con mayor rigidez la figura de subcontratación, aunque para llegar a ello, el presidente hubiera tenido que enviar a manera de amago, el 12 de noviembre un paquete de iniciativas de reforma a la Ley Federal del Trabajo, Ley del Seguro Social, Ley del Infonavit, Ley del ISR, Ley del IVA y al Código Fiscal, con la intención de desaparecer la subcontratación; lo que motivó que las cámaras empresariales quisieran dialogar. Creo que la figura debe seguir existiendo para la prestación de servicios especializados, la ejecución de obras y algunos otros supuestos muy concretos, pero bajo una supervisión estricta que evite la afectación a los derechos de los trabajadores que son parte esencial de la generación de riqueza, por parte de patrones que solo buscan obtener una mayor ganancia económica.