Lecciones por aprender

  • Línea independiente
  • Vicente Esqueda Méndez

Ciudad de México /

“No voy a ser el presidente que divida, sino que una”. Ese fue el mensaje de Joe Biden, el recién electo presidente de Estados Unidos, motivado porque su antecesor Donald Trump desde campaña y desde el gobierno, buscó polarizar y dividir a la población, tal y como sucede aquí en México con nuestro presidente.

La elección que se vivió la semana pasada, le deja muchas lecciones por aprender a López Obrador, quien con su visita a Washington, apostó por la reelección de Trump y le tocó perder.

Trump no ha reconocido su derrota, y se han presentado recursos legales bajo el argumento de fraude sin aportar las pruebas que lo acrediten; sin embargo, el presidente electo ha nombrado a expertos en diversas ramas para que colaboren en la transición de gobierno, y ha recibido felicitaciones de un gran número de gobernantes del mundo.

De acuerdo con la editorial de un periódico norteamericano, solo algunos presidentes considerados como “autócratas y populistas” no lo han felicitado como López Obrador, quien dijo que lo haría una vez que concluyera la parte legal, respaldando con ello una vez más a Trump.

Es entendible no querer hacer enojar al todavía presidente, pero las señales son de incongruencia, pues en los casos de Bolivia y Argentina se felicitó a los ganadores de las elecciones un día después; lo que deja marcado el inicio de la relación con Joe Biden, al que además por un error de la embajadora mexicana se le denominó como “presunto presidente electo”.

Aunque se pronosticaba en diversas encuestas un triunfo holgado, el resultado estuvo cerrado y mostró la fragilidad de esos estudios. Fue una elección que rompió records de participación ciudadana, demostrando una vez más, que el poder ciudadano mediante su voto, es superior al que pueda ostentar cualquier gobernante.

Trump logró crecimiento económico en su país, pero tuvo un pésimo manejo de la pandemia por Covid-19, hostigó a la prensa que no hablaba bien de él, y trató de debilitar diversas instituciones tal y como pasa aquí, aunque sin el crecimiento económico; pero allá, con votos cobraron dichas acciones.

Seguro habrá cambios en la relación bilateral en temas como derechos humanos, laborales, migración, energía y medio ambiente; y López Obrador tendrá que enfrentar los nuevos desafíos, incluido el de su política energética que es opuesta a la del presidente electo, y a la par aprovechar las oportunidades; porque si no, ya vio lo que sucede.

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