Entrados en el primer semestre de administración de todos los municipios tamaulipecos como en el gobierno estatal, han quedado marcados los lineamientos de cada una de las autoridades, a qué le apuestan, con quiénes hacen lazos, cuáles son las necesidades primordiales por atender y las acciones ya emprendidas.
En este caso, lo que se perfilaba desde la propia campaña de los ahora presidentes municipales se refleja y la muestra está entre Tampico y Ciudad Madero, quienes comparten todo, negocios, transporte, familias, problemas y pendientes. Todo parte de quienes ahora están de gobernantes, en el puerto Magdalena Peraza, priista, y en la urbe petrolera Andrés Zorrilla, empresario convertido en panista.
Desde ahí y con una agenda bastante cargada en común, la situación actual y vista por los propios habitantes y hasta por el sector empresarial, es que están sumergidos en una competencia, demostrar quién puede más, y hay claros ejemplos.
Uno hace un carnaval, y el otro también. De un lado se conoce que es el punto turístico preferido en el estado y que literalmente no requiere de mucho ruido, y la respuesta de la contraparte es promocionar Playa Miramar, especificando para los futuros visitantes en qué lugar está.
De las calles colindantes ni se diga, tan solo la Rosalío Bustamante luce la mitad (Tampico) renovado con asfalto donado por Pemex, y el resto (Ciudad Madero) destruido y con el argumento de que “se necesita un plan conjunto que deje estas avenidas en mejores condiciones para todos”, por eso no se ha hecho la rehabilitación.
Ya ni decir quién tiene más afectados por las lluvias de noviembre pasado, como la gestión para convertirse en sitio de inversiones nuevas, en tener eventos donde sean vistos tanto por el Estado como por la Federación. Es como los vecinos que antes eran súper amigos y hoy ni los buenos días se dan.
Lo triste, es que en esta desunión los ciudadanos salen perdiendo y muy feo.
Ni hace 40 años existía esa rivalidad entre ambos municipios, y la referencia es el plano deportivo, cuando jugadores y aficionados de los Jaibos del Tampico y los Orinegros de Ciudad Madero no se veían ni en pintura, pese a que compartían la misma casa, primero el Estadio Tampico (ahora el Centro Deportivo Español) y después el Tamaulipas.
Ni hablar, olvidemos por completo el término “Zona Conurbada del sur de Tamaulipas”, porque en la práctica la cosa es totalmente distinta.