Prohibido morir en hospitales públicos

Ciudad de México /

Silvia es una señora de tiene 89 años. Intenta bajar las escaleras de su casa, iba en el quinto de los 20 escalones cuando resbala y empieza a rodar hasta llegar al suelo. Sus hijos escuchan, se levantan y la ven con un fuerte golpe en la cabeza del cual empieza a salir sangre. De forma inmediata es trasladada al Seguro Social; tras un día en urgencias es pasada a piso. Su diagnóstico es amplios coágulos en la cabeza, nada positivo.

Por otro lado, Marcela, quien estaba por cumplir 50 años, súbitamente empieza a sentirse mal. Atendía en su domicilio a unas personas que se encargaban de limpiar el pequeño jardín y entró a su domicilio. Al no saberse nada de ella, la buscan en el interior. Estaba en el suelo, sin moverse. Es derechohabiente del ISSSTE, donde se le lleva lo más pronto posible, detectándole embolia.

Otra historia más nos remite a Gerardo. Con 78 años sus riñones ya no son los mismos y se colapsa a un día en que sus hijos y nietos le festejen su cumpleaños. Lo internan en el Civil de Ciudad Madero, donde pasa al menos una semana.

Y se preguntará, ¿en qué coinciden, cuál es el punto en común?

En los tres nosocomios, donde se trató de hacer lo posible por curarlos, hubo una similar y tajante respuesta a sus familiares. “Ellos ya no se pueden quedar aquí internados. Es muy poca la capacidad, estamos rebasados y tenerlos aquí es como si los estuvieran velando. Es mejor que se lo lleven a su casa, que allá esté con sus seres queridos”, era el argumento de los doctores de guardia como de especialistas.

Contestación dura, difícil para los familiares de Silvia, Marcela y Gerardo, pero en el fondo esa respuesta deja en evidencia que el actual sistema de salud pública se encuentra rebasado, donde las carencias son muchas y las soluciones muy pocas. Así, a ese grado se ha tenido que llegar, a que los enfermos de gravedad o en fase terminal, a los que se les dan mínimas posibilidades de sobrevivir, se les tenga prohibido morir en una camilla.

La zona sur tendrá en el mediano plazo dos nuevos centros de atención médica del máximo nivel, el nuevo Carlos Canseco en Tampico y el Civil en Madero, cuya construcción arrancó este martes. La promesa es que serán los más novedosos, y lo que la ciudadanía espera es que logre cubrir esa sobredemanda antes señalada.

Pero en lo que empiezan a funcionar, seguirán dándose más historias como las aquí abordadas. Saber que es un impedimento morir en hospitales públicos es como alcanzar la parte más alta de la crisis en materia de salud que se viene dando en la zona como en todo el país.

  • Víctor Hugo Durán
  • victor.duran@milenio.com
  • Reportero/columnista de oficio-profesión, pegándole a veces al periodismo. Política, Negocios, Deportes (excepto Pádel), cine y música. Muy pronto, barbacoa los domingos.
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