Está más que clara la división política entre el gobierno federal con aquellos estados cuya administración corresponde a partidos opuestos. La lucha constante por la atención mediática, los recursos y el quién tiene la razón sobre cómo llevar el rumbo de la nación, es una de las constantes durante el 2019 en vías de expirar.
Tan contrastante e irónico en muchos puntos está Tamaulipas. Sobra abonar el pleito que traen el gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca con Andrés Manuel López Obrador. El tabasqueño propone y el reynosenses replica, o viceversa, muy generalmente sin un acuerdo.
Ahí tenemos el caso del recurso federal. Ni el poquito que le agregaron al paquete económico enviado a nuestra entidad en el 2020 dejó conformes al Ejecutivo estatal, secretarios, legisladores locales y sus seguidores.
Con un margen de maniobra reducido, hace un par de semanas le quitaron de golpe y porrazo a la burocracia la esperada posada, decisión anunciada mientras las mujeres se maquillaban y los caballeros se daban el último peinado antes de ir a la fiesta.
Pero lo más absurdo es revisar el Presupuesto de Egresos estatal del siguiente año y nos encontramos con la noticia de un aumento en sueldos de funcionarios de primer nivel.
Solo les dejo un dato: Francisco García Cabeza de Vaca percibirá 168 mil pesos mensuales, contra los 111 mil asignados a López Obrador para el ejercicio venidero. Bien dice nuestro colega columnista Eduardo Javier González: hay días que no gano eso.
Aquí solo existen dos argumentos: el primero, se privilegió a un grupo con remuneraciones altas, sin determinar una evaluación de resultados o parámetros, para explicarle a la población (con dos salarios mínimo) esta alza.
Lo segundo va por la recaudación. La Secretaría de Finanzas calcula un año productivo en el pago de impuestos de los contribuyentes. En ambos casos, la austeridad en esta región del país es una falacia; puede más la convicción de no someterse a ella que impulsarla como política pública.
Tamaulipas sí tiene varo.
Dice el artículo 127 constitucional que “ningún funcionario en el país puede ganar más que el Presidente de la República”. Sin embargo, hay resistencia a no querer entender quién manda en los Estados Unidos Mexicanos.