Tampico vs. Cd. Victoria, una añeja rivalidad

Ciudad de México /

El juego de futbol que más atención genera en el estado es el Clásico Tamaulipeco. La historia que ambos conjuntos han protagonizado en el deporte profesional, duelos memorables, broncas dentro y fuera del campo, y la presunción de sus seguidores de quién es el mejor, reflejan un sentir de lo que piensan las sociedades que estos equipos representan.

Y si bien dicha rivalidad Jaiba Brava vs. Correcaminos tuvo sus muy altas (cuando jugaban en la Primera División) y sus muy bajas (las desapariciones del Tampico-Madero), perduró entre los fieles aficionados ese antagonismo, pasando por burlas y rememorar el pasado deportivo del cual están aún muy lejos de siquiera igualar.

Ese encono que manifiestan las fanaticadas son también un reflejo de la forma de sentir y ver las cosas que tienen los tampiqueños, arropados por maderenses y altamirenses, con los victorenses; que desde antes de su existencia ya había diferencias.

Entre ambas ciudades o regiones hay división en lo gubernamental, en lo social y lo cultural, aun y cuando son parte de la misma Entidad Federativa. Desde antaño, lo que se decretaba en la capital política y tenía que ser ley acá se cuestionaba, se rechazaba, sin importar que tuvieran los mismos colores.

También la visión empresarial era distinta, más arraigada entre los porteños por el recurso privado cuando en Ciudad Victoria todo proyecto tenía que venir del erario. De ahí, los beneficios eran para quien apoyaba al mandón, relegando a los demás, sea en cualquier ámbito,

Y qué decir de las expresiones del ciudadano común y corriente. A ellos, los que habitan en el centro, los del sur los catalogan como “rancheros, incultos, retrógradas, siempre apapachados por papá gobierno”. En contraparte, los victorenses también tienen adjetivos para los porteños: “apestosos a pescado”, revoltosos, sidosos, que se sienten que el planeta los merece”. Así y otras linduras más salen.

Eso sí, y hay que reconocer, no se llega al nivel político visto en un Real Madrid-Barcelona, el Derby más icónico en el mundo, donde el entorno social y político está envuelto, pero existen características en el Clásico que por todo este contexto cuenta con un sabor especial y único.

En pocas palabras, no hay que irnos tan lejos para ver que entre los propios tamaulipecos hay formas opuestas de ver el mundo.

Este partido así lo transmite, pero al final es eso, solo un juego. Esperamos que mañana, cual fuera el resultado, la violencia no sea la nota como es común en un Jaiba vs. Corre.

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