A todas madres

Tamaulipas /

La madre es verbo, sustantivo, insulto, plegaria y mito. Nadie escapa a su sombra o a su eco en México.

Su presencia nos acompaña desde el nacimiento mismo, a lo largo de nuestra existencia y, en algunos casos, al momento de fallecer. Es el eje que guía cada paso de nuestra existencia.

Los mexicanos la veneramos, celebramos, invocamos, cantamos, lloramos y mentamos cada que podemos.

Como cada año, festejamos en todo lo alto un día sagrado, pagano y nacionalista, en donde el punto es armar la fiesta en torno a una figura presente o ausente, cuyas ganancias van al comercio, restaurantes y a las florerías que se vuelven millonarias por 24 horas.

En este día vuelven los recuerdos y las anécdotas sobre la chancla voladora, el jalón de orejas, el mole, el caldo de pollo y las vivencias de nuestras madres, todas con el sello del amor de una mamá por sus hijos.

Como buenos mexicanos, usamos hasta la madre en todo y para todo, porque además de ser una figura sacra, es al mismo tiempo desmitificada en el habla popular, chiste, desahogo, advertencia o cariño.

Porque en México no hay emoción que no pase por la madre. Cuando algo nos harta, estamos hasta la madre; si algo nos vale poco, nos vale madre; si alguien se pasa, ¡no tiene madre!; cuando hay cariño, decimos madrecita santa; y si la cosa se pone ruda, advertimos te voy a dar en la madre. Así, entre el amor y el desmadre, la madre se nos cuela en la boca con cada emoción.

Un consejo: siempre que me mientan la madre pienso que es como ir a misa, así que me vale madre.

Ah, y algo que me pone hasta la madre es cuando, en un crucero, nadie da el paso a otro vehículo; pasan como si no tuvieran madre, con una actitud egoísta hacia el resto de la gente.

Ya nos volvieron a dar en la madre, una frase recurrente que no tiene distingo partidista y que va desde las alzas en la gasolina, devolución de impuestos, falta de medicamentos, pésima atención médica, cobro excesivo en la tarifa del agua y todos los pendientes de un gobierno estatal y municipal.

Lo cierto es que, a pesar de que la vida —en ocasiones— o algunas personas nos quieran dar en la madre, siempre salimos adelante, porque todos tuvimos o tienen madre que nos mueve a ser mejores en la vida y son ejemplo de sacrificio para seguir adelante, por nosotros y por nuestros hijos.

Felicidades a todas las mamás, y que se la pasen con madre.


  • Víctor Hugo Martínez

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