Una de las principales necesidades de una ciudad es el tema de la basura, lo cual no es nada nuevo para quienes llegan a gobernar, es una demanda permanente y la ciudadanía espera rápida respuesta, y más porque se supone que los nuevos Ayuntamientos llegan de la mano de “las mejores mujeres y hombres” para dirigir los destinos de un municipio.
Han transcurrido cien días del gobierno morenista de Tampico y el problema de la recolección de basura sigue flagelando a la sociedad, sin que hasta el momento se vislumbre una solución a corto plazo, a pesar de la promesa del gobernador Américo Villarreal Anaya a la alcaldesa, su hermana, Mónica, de gestionar la llegada de 10 nuevos camiones recolectores.
En lo que ha parecido más un afán por restarle brillo a la pasada administración panista, las actuales autoridades municipales se han empeñado en criticar el sistema de recolección de basura del anterior Ayuntamiento y de la mano con esta postura, se fueron olvidando de recolectar los desechos de los contenedores, señalando que son foco de infección y que su utilidad era nula. Por lo tanto dejarían de ser utilizados, pero ahora los están sometiendo a mantenimiento para volver a usar.
De manera paralela y como ha sido costumbre en los gobiernos de todos los partidos, comenzaron a aparecer encuestas donde califican al puerto jaibo como una ciudad de “primer mundo”, en cuanto a los servicios públicos, una extraña situación, por un lado la misma administración se queja un día y otro también, de la deplorable herencia recibida, y por otro, las encuestas lo elevan a estándares mundiales.
A pesar del desmarque del gobierno actual con la pasada administración panista, hay un silencio conveniente con respecto a José Schekaibán, exresponsable de Servicios Públicos y hoy diputado local del PAN.
Si la crisis de la basura es culpa del pasado, ¿por qué consultarlo sobre las deficiencias? Por el contrario, se le sigue viendo en eventos oficiales, como si la responsabilidad fuera selectiva o a otro nivel.
Mientras tanto, en las colonias la basura se acumula, los malos olores aumentan y la solución sigue sin llegar. La ciudadanía no necesita pretextos ni disputas políticas, sino acciones concretas que resuelvan un problema básico y urgente.