Después de la traición de los hijos del Chapo Guzmán al Mayo Zambada era previsible un enfrentamiento entre las dos mayores facciones del Cártel de Sinaloa, misma que comenzó esta semana con tiroteos en Culiacán y los municipios circundantes, pero por el matiz que van tomando los sucesos es previsible que la violencia crezca de forma acelerada.
Todo inició con una orden de Ismael Zambada Sicairos, el único hijo del Mayo que queda en libertad, para arrebatarle a los Chapitos el control de su principal bastión:
Culiacán, por ello, aunque hasta el momento los hechos de violencia parecieran estar encapsulados en dicha ciudad, sería iluso creer que la violencia no va a trasladarse a otros sitios.
De hecho, ya comenzó a permear en otros lugares como Caborca, Sonora, en donde opera el Cártel de Caborca, otra de las facciones del Cártel de Sinaloa, dirigida por los sobrinos de Rafael Caro Quintero: José Gil Caro Quintero y Manuel Beltrán Quintero.
En dicha zona hace siete días fue detenido José Baldomero Fernández Beltrán, principal operador de los Chapitos en la región, pero además el viernes en la Ciudad de México fue asesinado el propio Manuel Beltrán Quintero, por lo que la violencia propiciada por la guerra de cárteles también alcanzó la capital del país.
Todo parece indicar que en esta guerra los Chapitos no solo se enfrentan a los Mayos, sino que también se le han unido a estos últimos el Cártel de Caborca y la Organización de los Beltrán Leyva dirigida por Fausto Isidro Meza.
Tampoco se puede descartar que otras organizaciones como el Cártel Jalisco Nueva Generación, la Familia Michoacana o el Cártel del Golfo no se vean tentados a intervenir bajo la premisa de que a río revuelto ganancia de pescadores.
En conclusión, se vienen días complicados para el Pacífico Norte del país, esperando que el Gobierno Federal en lugar de ignorar el problema, se enfoque en atajar la violencia, porque si no reacciona pronto la misma puede desbordarse.
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