Emilia Pérez es el nombre y apellido del “extraño enemigo”, del cual parece defensor obligatorio a nuestro país.
Este personaje de ficción ha logrado el consenso y la “unidad” que envidiarían políticos o líderes de carne y hueso en el presente de México.
Parece un logro más que se una a las 13 nominaciones para la 97 edición de los premios Oscar, que la convierten en una de las películas más nominadas en la historia.
La película del director francés Jacques Audiard, recientemente estrenada sin éxito en las salas mexicanas, no debe ser censurada; de eso no hay duda, como lo dijo incluso ayer la presidenta Sheinbaum.
Pero no ha abundado dicha elocuencia, porque el escándalo ha escalado y ha sido aprovechado incluso por varios sectores. Además del deseo en las salas de cine ha habido otros medios de protesta ante esta “afrenta” contra los nuestros. Un grupo de mexicanos se implementó en redes sociales para crear Johanne Sacrebleu , una película inspirada en la cultura francesa y sus ciudadanos, para pagar con la misma moneda.
Su creadora, Camila Aurora, inició una campaña en la plataforma GoFoundMe para financiar su idea. Es decir, contestar con un vodevil que neutralice o al menos sacie los deseos de venganza.
Lo cierto es que esta cinta, que supera en nominaciones a películas legendarias como la saga de El padrino , pone de cabeza a un público desmemoriado.
Las mismas audiencias que hoy consideran a Emilia Pérez como una película irrespetuosa o llena de estereotipos hacia México, han consumido en los últimos años las narcoseries o los narcocorridos .
Por más de una década el narco ha sido una industria millonaria; tanto que Sandra Ávila reclamó parte de las ganancias de la serie La Reina del Sur .
Pero, en medio de todo esto, ahora el director francés trata de disculparse con los “agraviados patriotas” y les dice en conferencia de prensa: “Abordé el tema con prudencia y reflexión. Si ustedes ven la película no se enterarán de nada nuevo”.
El cine es el séptimo arte, y como tal, aun y cuando no consideramos que tenga la calidad o simplemente no nos guste su expresión, tiene derecho a expresarse.
Lo triste es que los días pasarán, seguro la taquilla será un fracaso, la polémica se irá, pero la realidad seguirá superando la ficción en muchos casos y, por cierto, las narcoseries o los corridos seguirán siendo un éxito. Suele pasar.