Nuevo León hablará de paz

Monterrey /

V aya que si la vida está llena de paradojas.

Nadie puede negar que nuestro pujante y querido estado vive la peor de las crisis políticas de su historia contemporánea.

¿La culpa de quién es? Ya a estas alturas ni queda claro ni importa; las consecuencias mandan al último nivel de importancia quién comenzó primero.

Lo paradójico es que es en ese entorno de guerra política que seremos sede de un evento de paz, de importancia y categoría mundial.

Dentro de un mes, Nuevo León vivirá la Cumbre Mundial de Premios Nobel de la Paz conformada por la participación de alrededor de 4 mil 200 personas cada día, sobre todo jóvenes de más de 70 universidades.

En ese contexto se otorgará el título de Ciudad Internacional de la Paz a nuestra capital, Monterrey.

Están confirmados hasta ahora al menos una decena de galardonados que vendrán a exponer sus ideas y experiencias.

Un ejemplo es el Cuarteto para el Diálogo Nacional tunecino, que fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 2015 por su contribución a la construcción de una democracia pluralista en Túnez.

Otro Premio Nobel es Óscar Arias Sánchez, aquel ex presidente que llevó la paz a Centroamérica, respaldado por una larga historia de lucha desde hace más de cuatro décadas.

Otros participantes son los integrantes de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN), que recibieron el premio en 2017 por su labor para atraer la atención a las consecuencias humanitarias de cualquier uso de las armas nucleares.

También va a participa Rigoberta Menchú, la activista guatemalteca que recibió el Premio Nobel de la Paz en 1992 por su lucha histórica por los derechos de los indígenas en Guatemala.

Tan solo son algunos de los participantes de talla mundial que darán realce al encuentro.

Lo deseable es que este evento organizado por el Encuentro Mundial de Valores logre con sus paneles, foros, consultas y conversatorios, permear entre los ciudadanos, y sobre todo entre los actores políticos la importancia de tender puentes y derribar barreras que obstruyen el avance de todos.

La paz no se logra sola, se construye y a veces todo comienza con el diálogo. Ojalá estén invitados los que hoy parecen ver la división como estrategia y puedan llegar a la reflexión.


  • Víctor Martínez Lucio
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