La Refinería de Cadereyta es una auténtica amenaza para nuestra salud. La fuente más dañina para el aire que respiramos.
Hace un año lo advertíamos en este mismo espacio, que habría dos temas que marcarían la agenda del ahora recién terminado 2022, aquellos que nos iban a demandar energías y atención. El del agua se cumplió con creces, mientras el de la calidad del aire que respiramos también se está cumpliendo ahora, aunque por lógica no es igual de evidente que la escasez de un recurso vital. En el caso de la contaminación del aire se puede seguir con la cotidianeidad, porque el enemigo es silencioso.
El domingo en Cambios, el secretario de Medio Ambiente, Alfonso Martínez Muñoz, reiteró que la Refinería de Pemex en Cadereyta es por mucho la instalación que más contamina el área metropolitana de Monterrey. Agregó que tienen el tiempo contado para modificar lo que está mal.
Resulta que la Refinería ha reducido su producción de 180 mil a 115 mil barriles, pero en sus procesos generan más combustóleo, y por ende una alta cantidad de azufre. Se trata, dicho de otro modo, del combustible más sucio que se haya generado en la historia reciente. Justo en la dirección que corren los vientos tenemos una Refinería saturada de emisiones.
Por fin se dice con todas sus letras, y se promete revisar que se cumplan los movimientos para reducir este problema.
Pero esa es tan solo una fuente de contaminación del aire; porque si hablamos de los vehículos, también encontraremos un serio problema, con un padrón que ya alcanza los 2.4 millones de unidades y una verificación vehicular despreciada por los ciudadanos acostumbrados a decir, ¿por qué yo?, “las que contaminan son las pedreras y la industria”, y así vivieron.
Lo que no es medible no es mejorable o corregible; por eso es necesaria una verificación.
Pero esta debe de separarse de todo aquello que le dé una imagen recaudatoria; deben dejar de exigir a la gente que vaya a los módulos, que tenga pagado el visto bueno o las placas nuevas. Si no, no se acercará.
Cuando le preguntamos al gobernador Samuel García si no era mejor hacer obligatoria la verificación, su respuesta fue que no es con ideas punitivas como se avanza, por el contrario, que debe haber estímulos como la condonación de derechos como el refrendo, porque es mejor convencer que vencer.
Gran tema este de la contaminación, y como todos los que son importantes, es multifactorial, y sobre todo difícil de resolver sin voluntad suficiente.
Víctor Martínez