Dos dictaduras imperfectas

  • Interés Público
  • Víctor Reynoso

Puebla /

La mente humana tiende al reduccionismo. Es mucho más fácil recordar una frase que recuperar la complejidad de las ideas y procesos políticos que un escritor como Vargas Llosa presentó en sus libros. Muchos lectores, o no-lectores, se quedan con la caracterización de este autor sobre el PRI como “la dictadura perfecta”.

En al menos dos de sus novelas el nobel peruano trató el tema de las dictaduras: La fiesta del chivo (sobre el dictador dominicano Rafael Trujillo) y Tiempos recios (sobre el golpe de Estado contra el gobierno de Jacobo Arbenz). Dictaduras “imperfectas”: la de Trujillo y las que sucedieron al golpe de Estado en Guatemala.

El dictador caribeño asesinó a miles de dominicanos y disponía sin pudor de las mujeres que le gustaban. Un tipo de gobierno que es la negación de la defensa del individuo, de sus libertades y su dignidad.

La novela sobre Guatemala trata del derrocamiento de Arbenz, presidente democráticamente electo, y la imposición de dictaduras posteriores, también “imperfectas”, que destruyeron la vida y el honor de muchos guatemaltecos.

Recuerdo el inicio de Tiempos recios: en dos o tres páginas Vargas Llosa describe magistralmente lo que era la United Fruit y su ominosa presencia en Latinoamérica. Ambos libros deben ser leídos como una crítica no sólo a las dictaduras, sino al apoyo del gobierno norteamericano a estos regímenes.

Estas críticas están hechas a partir de la perspectiva que Vargas Llosa hizo explícita en sus ensayos: el liberalismo político. Aunque apoyó también el liberalismo en la economía, hay que distinguirlos: no es lo mismo Voltaire que Hayek. Al primero no le interesaba la economía, y posiblemente nada sabía al respecto. Le interesaban la libertad y la dignidad humana. China actualmente basa su economía en el liberalismo económico, pero niega a sus ciudadanos el liberalismo político.

Aunque el PRI del siglo XX fue un sistema autoritario, no hay duda bajo cuál régimen preferiríamos vivir: en el de la dictadura perfecta priista o en las dictaduras imperfectas de Trujillo y de los dictadores guatemaltecos que sucedieron a Arbenz.


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