Tommasi y la solidaridad homosexual

Ciudad de México /

Apenas me reconoció en ese bar gay, se apresuró a reclamarme:

¿Eres Wenceslao? ¿Bruciaga? Déjame decirte que leí tu novela y me pareció irresponsable, un desperdicio, pura porquería narcisista…

Entendí que era uno de esos tipos que reparten su tiempo entre bulliciosos textos universitarios de parafernalia queer, afectada lucha contra la masculinidad tóxica-hegemónica desde trincheras gentrificadas y tintes para el cabello de colores infantiles y chillantes. Le agradecí el cumplido, puesto que uno de los objetivos era estimular náuseas en personajes como él, obsesionados con el sabor de las moralejas, como un jardín de niños donde los malos terminan con orejas de burro y los buenos, orgullosos portadores de una estrella en la frente. Se puso pedo con unos cuantos tragos y quería discutir toqueteándome de la cintura para abajo, pero eso es otra historia que requiere más detalle y prejuicio de mi parte.

Sin embargo, no fui indiferente a su crítica. Quizás tenga razón: mi reciente proyectil literario, Bareback Juke-Box, editado por Moho, sea un gazapo de irresponsabilidad. No lo sé pero tampoco caigo en la locura tratando de responder y responderme, las ventajas de no ser activista.

¿Cómo podría profesar cualquier tipo de apoyo al actor Alejandro Tommasi cuando mi novela gira en torno al inmundo viaje de autodestrucción de su descerebrado protagonista, un melómano sentimentaloide quien decide contraer voluntariamente VIH en un acto de despecho y rebeldía suicida? Fantasías inspiradas en Alta Fidelidad de Nick Hornby, el sexo catastrófico de Crash de J.G. Ballard y la fatalidad de Cioran.

Tan inmundo como el encabezado del TvNotas, en el que asegura que Tomassi “tiene sida” con sus indispensables signos de exclamación que enfatizan el escándalo y despiertan el morbo. Coincido con la indignación de muchos homosexuales, además de la escabrosa invasión a la privacidad del actor, lo despreciable es la cruda desinformación que el TvNotas provoca con su chisme, atizando primitivos estigmas alrededor del VIH que a los homosexuales nos persigue con lapidaria vigencia, aun con los avances médicos prácticamente al alcance de cualquiera: no es lo mismo vivir con el virus que desarrollar el síndrome.

Firmé una petición en la que se denuncia “enérgicamente estas prácticas prejuiciosas y discriminatorias de TVNotas y Grupo Editorial Notmusa ya que pone en mayor riesgo la vida, el bienestar y la dignidad de las personas con VIH o sida. Exigimos que dejen de promover los estigmas, de fomentar el rechazo y el miedo hacia las personas con VIH o sida”.

Desconozco si Tommasi está al tanto de la movilización, quizás no necesariamente apoyándolo de forma directa, pero sí partiendo de su figura pública. Tengo entendido que lo único que ha declarado hasta el momento es que planea denunciar a la revista por difamación: “Llegaré hasta las últimas consecuencias para desmentir la nota que están sacando”, es decir, ¿no vive con VIH?

Pienso en Charlie Sheen, quien no titubeó y ante los primeros rumores salió a decir que en efecto, era un actor con VIH, casi como un tétrico trofeo, las consecuencias en alto y reflexiones sin flagelos y una retadora lealtad al desmadre. Me agrada su personalidad frontal, no se depila las cejas ni tampoco hace payasadas para encubrir su neurosis. Bareback Juke-Box es un ejercicio similar, un trofeo de hartazgo ante esos prejuicios casi inherentes a nuestra sexualidad, como si los bugas, por el simple hecho de serlo, no estuvieran expuestos al VIH y otras ETS.

¿Qué tanto afecta al prejuicio, la discriminación, el bienestar y la dignidad de las personas con VIH negar el diagnóstico, demostrar a toda costa que eres parte del grupo de los no infectados? Evadirse no es opción, somos hombres con hombres, una población clave, o mayormente afectada según la epidemiología de Onusida. ¿Solidaridad o rechazo, a la realidad, a uno mismo?

La chingadera que TvNotas le hizo a Tommasi me lleva a pensar en nuestras paradojas privadas: homosexuales que pretenden erigir dignidad partiendo de todo eso que no son: no promiscuos, no usuarios de drogas, no pasionales, no… ¿cómo o dónde quedan quienes sí son todo eso que reculan? Complejo demandar solidaridad y bienestar y dignidad en medio de constantes represiones y autocensuras y moralejas engañosas.

Twitter: @distorsiongay

stereowences@hotmail.com

  • Wenceslao Bruciaga
  • Periodista. Autor de los libros 'Funerales de hombres raros', 'Un amigo para la orgía del fin del mundo' y recientemente 'Pornografía para piromaníacos'. Desde 2006 publica la columna 'El Nuevo Orden' en Milenio.
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