El principio de una sola China es un consenso universal de la comunidad internacional y una norma básica en las relaciones internacionales, también es el requisito previo y la base política para que este país establezca y desarrolle relaciones diplomáticas con otros. Quisiera presentar la historia del establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y México para facilitar un mayor entendimiento de la importancia del principio de una sola China.
El reconocimiento al principio de una sola China es un requisito político previo para que China establezca relaciones diplomáticas con cualquier país. El 5 de octubre de 1971, el ex presidente Luis Echeverría afirmó que “debe reconocerse que la soberanía y la integridad territorial de China son jurídicamente indivisibles” en su discurso ante la 26ª Asamblea General de las Naciones Unidas. El 25 de octubre del mismo año, el gobierno de México tomó la decisión política de votar a favor de la Resolución 2758 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, restituyendo a la República Popular China todos sus legítimos derechos en esta organización, reconociendo que los representantes del Gobierno de la República Popular China son los únicos representantes legítimos de China en las Naciones Unidas y expulsando inmediatamente a los representantes de Chiang Kai-shek del puesto que ocupaban ilegalmente en este y en todos los organismos relacionados. Justo el día en que se adoptó la resolución, la Secretaría de Relaciones Exteriores de México emitió un comunicado en el que anunciaba la ruptura de las relaciones diplomáticas entre el gobierno mexicano y el grupo de Chiang Kai-shek. El 14 de febrero de 1972, los Representantes Permanentes de China y México ante las Naciones Unidas firmaron el comunicado conjunto sobre el establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países en Nueva York. En el comunicado se escribe “de acuerdo con los principios de la igualdad jurídica de los Estados, el respeto mutuo de su soberanía, independencia e integridad territorial, la no agresión y la no intervención en sus asuntos internos o externos, los gobiernos de los Estados Unidos Mexicanos y de la República Popular China han decidido establecer relaciones diplomáticas”. Desde entonces, la paz, la igualdad, la independencia y el respeto han sido las palabras clave en las relaciones bilaterales.
Desde el establecimiento de relaciones diplomáticas hace más de 50 años, China y México han mantenido la solidaridad para avanzar juntos superando las adversidades, convirtiéndose en buenos amigos con confianza mutua y buenos socios de ganancia compartida. En junio de 2013, el presidente chino Xi Jinping y el presidente mexicano Enrique Peña Nieto firmaron juntos la declaración conjunta de la República Popular China y los Estados Unidos Mexicanos en Ciudad de México, elevando las relaciones chino-mexicanas a la asociación estratégica integral.
La declaración indica que la parte mexicana expresó su firme apoyo al principio de una sola China y ratificó la posición del Gobierno de México de que Taiwán y Xizang (el Tibet) forman parte inalienable del territorio chino.
La Resolución 2758 es un documento político que resume el principio de una sola China cuya autoridad legal no deja lugar a dudas y ha sido reconocida en todo el mundo. Taiwán no tiene ningún fundamento, motivo ni derecho para participar en la ONU ni en ninguna otra organización internacional cuya membresía está limitada a estados soberanos. En los últimos años, algunos elementos de un pequeño número de países, entre los que destaca EU, se han confabulado con las fuerzas secesionistas por la “independencia de Taiwán” para afirmar falsamente que la resolución no resolvió de manera concluyente el problema de la representación de Taiwán. Profesan que el estatus de Taiwán aún no se ha determinado y declaran su apoyo a su “participación significativa en el sistema de la ONU”. Lo que en realidad están tratando de hacer es alterar el estatus de Taiwán como parte de China y crear «dos Chinas» o «una China, un Taiwán» como parte de una estratagema política: utilizar a Taiwán para contener a China. Estas acciones en violación de la Resolución 2758 y el derecho internacional son un grave incumplimiento de los compromisos políticos asumidos por estos países, dañando la soberanía y la dignidad de China, y desprecian los principios básicos del derecho internacional, a las cuales el gobierno chino ha condenado y expresado su decidida oposición.
El establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y México se logra con un enorme esfuerzo, y el desarrollo sano y estable de la relación entre los dos países no puede lograrse sin el cuidado esmerado a largo plazo de ambos gobiernos y pueblos. En noviembre pasado, los presidentes Xi Jinping y Andrés Manuel López Obrador sostuvieron un encuentro exitoso, proporcionando una orientación estratégica al desarrollo de las relaciones bilaterales y trazando un plan maestro de cooperación bilateral. China está dispuesta a trabajar con México para mejorar el acoplamiento estratégico y explorar el potencial de cooperación, con el fin de enriquecer la asociación estratégica integral entre los dos países. Espero que sobre la base del respeto al principio de una sola China, el árbol de la vida de las relaciones China-México crezca constantemente y sea frondoso.