A 10 años de la guerra contra el narco: 100 mil muertos y 30 mil desaparecidos

En algunos lugares, los homicidios han disminuido, mientras que en otros continúan. Hay jóvenes habituados a la violencia; adultos que crearon autodefensas; y familias que buscan a sus desaparecidos.

Policía Científica de la Policía Federal junto con personal de CNDH llegaron este viernes al Ejido Patrocinio.
Editorial Milenio
Ciudad Victoria /

Diez años después de que México declaró la guerra al narcotráfico, la ofensiva ha causado la división de algunos cárteles importantes y el encarcelamiento de muchos capos de la vieja guardia, como Joaquín "El Chapo" Guzmán, pero ha ayudado poco a reducir la violencia y la delincuencia en ciertas regiones del país.

Algunos dicen que esa guerra ha sido una medida crucial pero fallida. Otros aseguran que la ofensiva que emprendió el entonces presidente Felipe Calderón el 11 de diciembre de 2006 desató una tragedia innecesaria que ha dejado más de 100 mil muertos y unos 30 mil desaparecidos, un saldo comparable al de los conflictos armados internos de la década de 1980 en América Central.

En algunos lugares, las tasas de homicidios han disminuido, mientras que en otros continúan sin control. Este conflicto interminable también ha tenido profundas secuelas en aquellos cercanos a los focos de sufrimiento: jóvenes habituados a la violencia extrema; adultos que hartos de una policía deficiente y corrupta tomaron las armas y crearon autodefensas; y familias que actúan juntas ante la incapacidad de las autoridades para encontrar a sus parientes desaparecidos.

Un funcionario policial de Tamaulipas dijo que se topa seguido con jóvenes convertidos en gatilleros de cárteles y cuyo oficio no les causa remordimientos. De hecho, esos jóvenes ven los asesinatos como la mejor manera de costearse cosas, como teléfonos celulares, vehículos y novias.

"Les pregunto: '¿Qué aspiraciones tienes?', y la respuesta que me dan es 'ser jefe de estacas y tener un narcocorrido''', afirmó el funcionario que solicitó el anonimato. "No tienen otra aspiración más, a pesar de que saben que su tiempo de vida es muy corto".

El funcionario recordó el caso de un chico de 16 años que secuestraba, mataba y mutilaba a sus víctimas y después se tomaba selfies con los cadáveres desmembrados. Tras una década de guerra contra el narcotráfico, la violencia es la única realidad conocida por su generación.

"Los chamacos, los de ahorita, de 14 años en adelante que pueden ser los detenidos, han vivido dentro del delito; es decir, viven en algo que para ellos es completamente normal", agregó el funcionario.

En la actualidad, el estado afronta un nuevo desafío: muchos de los asesinos a sueldo de mayor edad que estaban al servicio de los cárteles y fueron enviados a prisión, sólo recibieron condenas por delitos menores relacionados con armas de fuego porque los fiscales a menudo no logran demostrar las acusaciones de vínculos con el crimen organizado o lavado de dinero; algunos son excarcelados y vuelven a las andadas.

Aunque Tamaulipas se ha calmado un poco después de que alcanzara niveles horripilantes de asesinatos en 2010-2012, aún hay balaceras, fosas clandestinas y pilas de muertos, sólo que con menor frecuencia.

Los arrestos y muertes han fracturado al violento cártel de los Zetas en Tamaulipas, aunque el resultado ha sido una decena de facciones más pequeñas que pelean por territorios.

"En este momento, si hay algo bueno en esta situación, es que estos grupos ya no tienen tanto poder", dijo el ex agente del FBI, Arturo Fontes. "Están divididos, por eso hay bastante caos".

Las fuerzas armadas de México han tenido que involucrarse en el conflicto debido a la corrupción o desconfianza hacia la policía. Esta situación ha acarreado pérdidas de vidas a los militares, quienes con frecuencia son emboscados y acusados de perpetrar ejecuciones ilegales de presuntos miembros de cárteles narcotraficantes en algunos casos.

El secretario de la Defensa, el general Salvador Cienfuegos, subrayó que la participación del Ejército sería sólo temporal mientras se efectuaban cambios en las policías.

"En 10 años que se determinó que se reconstruyeran las policías, todavía no las vemos reconstruidas", dijo Cienfuegos. "No es un asunto que se va a resolver a balazos, requiere de otros componentes", agregó.

Calderón dio inicio a su ofensiva contra el narco con el envío de efectivos a su estado natal de Michoacán, donde la organización delictiva La Familia Michoacana y después el cártel de Los Caballeros Templarios dominaban muchos aspectos de la vida cotidiana, como indicar a los habitantes cuándo debían recoger las cosechas y determinar el precio de sus productos. Esas organizaciones delictivas extorsionaban a todos los sectores económicos del estado.

Diversos civiles formaron grupos de autodefensa y se dieron a la tarea principal de perseguir a Los Caballeros Templarios, aunque otras organizaciones criminales han sentado sus reales desde entonces.

"Estamos igual en cuanto a la inseguridad, el crimen", dijo Hipólito Mora, fundador de uno de los grupos de autodefensa. "El gobierno tiene que hacer más, tiene que combatir la corrupción que tiene adentro. Sin eso, no va a funcionar nada. Es que es la corrupción dentro del gobierno que permite que haya tolerancia al crimen organizado", agregó.

Al mismo tiempo, Mora, que también posee una huerta de limones, señaló que los nuevos cárteles ya no intentan dictarle cuándo hacer las cosechas ni incendiar las bodegas de las personas que los desobedecen.

Hay grandes avances tangibles en lugares como Ciudad Juárez, limítrofe con El Paso, Texas. En Ciudad Juárez, en Chihuahua, había un promedio de 10 homicidios diarios durante el periodo más violento que vivió la urbe de 2008 a 2010. En Chihuahua, los homicidios han disminuido dos tercios desde que se intensificaron las acciones policiales en 2010.

Sin embargo, en algunos lugares las cosas al parecer han empeorado.

En Guerrero las autoridades informan de manera rutinaria sobre macabros descubrimientos: fosas comunes con cadáveres de víctimas secuestradas, cabezas humanas arrojadas en lugares públicos y agentes federales quemados vivos en una carretera. Acapulco es hoy una de las ciudades más peligrosas del mundo.

En Iguala, Guerrero, donde desaparecieron 43 normalistas en 2014, las familias de otros desparecidos tuvieron el arrojo de formar un grupo para buscar ellos mismos a sus seres queridos.

A la fecha han encontrado fosas clandestinas y conseguido que las autoridades exhumen 18 cadáveres, una medida que aclara a esas familias la suerte de sus seres desaparecidos en casos que la policía suele archivar de manera rutinaria.

Aunque el gobierno ha creado grupos de apoyo para las víctimas y mejorado su manejo de las investigaciones y de los cadáveres, son los grupos civiles como Los Otros Desaparecidos los responsables de esas pequeñas victorias.

"Aquí sí se puede decir que hubo algo bueno. ¿Sabes qué ha sido? El despertar de las víctimas decididas a provocar algo", dijo la cofundadora del grupo, Adriana Bahena, cuyo esposo desapareció en 2011.

Raúl Benítez, especialista de seguridad de la Universidad Nacional Autónoma de México, dijo que Calderón tenía razón en combatir a los cárteles, pero señaló que el gobierno ha fracasado en erradicar la corrupción en sus propias filas.

"Sin eso, la estrategia siempre va a fallar", apuntó.

La cronología de la guerra

El gobierno de Felipe Calderón lanza la "Operación Conjunta Michoacán", punto de partida de la guerra frontal contra el crimen organizado en la que participaron casi 7 mil efectivos con apoyo terrestre y aéreo.

30 de junio de 2008: Como parte de la Iniciativa Mérida, Estados Unidos da a México mil 600 millones de dólares de ayuda para su estrategia frontal contra el crimen organizado.

31 de enero de 2010: Un comando irrumpe en una fiesta en la colonia Villas Salvárcar, Ciudad Juárez, y mata a 16 jóvenes. La brutalidad del ataque hizo que el presidente Felipe Calderón visitara la ciudad y fuera increpado públicamente por la madre de dos de los muertos.

23 de agosto 2010: Se localizan los cuerpos de 72 migrantes asesinados por Los Zetas en un rancho de Tamaulipas. Un año después comenzarían a encontrarse fosas clandestinas en ese estado con casi dos centenares de cadáveres de migrantes.

5 de mayo de 2011: El poeta Javier Sicilia, tras el asesinato de su hijo, inicia una marcha desde Cuernavaca que después se convertiría en una caravana que recorrió todo México y visibilizó a las víctimas de la guerra contra el narco.

25 de agosto de 2011: Un comando de Los Zetas entra en el casino Royal de Monterrey, rocía el lugar con gasolina y le prende fuego. Mueren 52 personas.

13 de mayo de 2012: Los torsos de 49 personas, sin cabezas ni extremidades, son arrojados en la localidad de Cadereyta, en Nuevo León. Todos eran migrantes.

24 de febrero de 2013: Rancheros del Tepalcatepec, en Michoacán, se alzan en armas contra el cártel de Los Caballeros Templarios. Un año después el gobierno despliega nuevos efectivos en el estado para controlar a las autodefensas.

22 de febrero de 2014: Joaquín "El Chapo" Guzmán es recapturado tras más de una década fugitivo. Fue un gran triunfo del gobierno hasta que en 2015 el capo se fuga por un túnel. Es reaprehendido en 2016 y espera la extradición a Estados Unidos.

30 de junio de 2014: Soldados matan a 22 sospechosos en una bodega de Tlatlaya, en el Estado de México. Evidencias recabadas por la prensa demostraron después que fueron ejecutados, lo que ocasionó críticas internacionales a México.

26 de septiembre de 2014: Policías vinculados al crimen organizado, con la complicidad de autoridades, matan a seis personas y desaparecen a 43 alumnos de la Normal Rural de Ayotzinapa. Su destino y el móvil del ataque todavía se desconocen.

Diciembre 2016: Los homicidios, que habían bajado, volvieron a subir a niveles comparables a los de 2012.


jbh

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