Poco después de las 12:00 horas del pasado 18 de septiembre, Iván Esponda Noriega desapareció sin dejar rastro alguno en el barrio Cruz Grande del municipio de Comitán de Domínguez en Chiapas.
A través de redes sociales, defensores de los derechos humanos y activistas de la comunidad LGBT+ han denunciado su desaparición y la omisión de autoridades que ha permeado el caso.
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Y es que, de acuerdo con los primeros reportes, el jóven de 30 años de edad fue internado en una Clínica de Rehabilitación de Adicciones y Reconversión, luego de que sus familiares manifestaron su desacuerdo por su identidad de género.
Aquel recinto es operado por la Iglesia Evangélica Manantial de Vida en Comitán de Domínguez, sitio a donde activistas de la región Metropolitana y Comiteca Tojolabal acudieron a pedir información sobre el estado de Iván Esponda Noriega.
Un pastor del centro religioso fue el encargado de informarles que el jóven se encontraba en buen estado de salud, no obstante, se negó a proporcionarles más detalles.
A raíz de esa visita, las personas involucradas en la búsqueda denunciaron que han recibido amenazas de muerte, por lo que solicitaron a las autoridades agilizar las investigaciones que se desprenden de una denuncia que tres amigas de Iván presentaron ante la Fiscalía de Distrito Fronterizo Sierra.
Hasta el momento en el que se escribe esta nota no se han tenido avances en las pesquisas.
Una ley sin efectos en Chiapas
Desde 2022, en México se prohibió el uso de las llamadas “terapias de conversión” luego de una serie de reformas hechas al Código Penal Federal y la Ley General de Salud. No obstante, en el estado de Chiapas esta práctica continúa siendo una constante, dejando a su paso afectaciones emocionales y físicas para las personas que son sometidas.
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Las implicaciones en materia de salud se relacionan al uso de algunas sustancias, de acuerdo con las declaraciones que el psicólogo y docente de nivel superior, Andrea Yusset Zárate Vidal, brindó en entrevista con MILENIO.
“Desafortunadamente en todo Chiapas se sigue teniendo estas terapias de conversión aunque no se habla, se maneja muy por debajo de la mesa y bueno ahora sí hay bastantes casos en donde se ha mencionado o donde se han realizado las terapias de conversión”, puntualizó.
Los municipios con mayor incidencia en este tipo de terapia ilícita son Tuxtla Gutiérrez, Comitán de Domínguez, Ocosingo, San Cristóbal de las Casas y Tapachula, donde los centros de atención son operadas principalmente por iglesias cristianas pentecostés, adventistas y testigos de Jehová, las cuales disfrazan el nombre de las terapias de con un método basado en la espiritualidad.
El especialista agregó que la ignorancia de la población figura como uno de los factores que ha detonado el uso de este tipo de terapias ya que, en algunas comunidades de la entidad sureña aún se consideran los temas relacionados a la diversidad sexual como depravaciones o enfermedades mentales.
“De entrada se podría ver como si las personas las mueven a la terapia de conversión como si estuvieran enfermas, como si tuvieran algo muy malo, entonces como mi preferencia, mi identidad fuera alfo con lo que vivo y que no debería ser, es una mirada castigadora desde esta mirada religiosa que no debería existir”, afirmó.
En Chiapas no existe ningún tipo de regulación para las clínicas que ofrecen servicios de terapia de conversión y el congreso local tampoco cuenta con un proyecto de ley que permita castigar este tipo de actos, un hecho que atenta directamente en contra de los derechos de la comunidad LGBT+.
ATJ