El martes 10 de enero cerca de las 11 de la noche, después de cenar en familia, Adelina Estrada besó en la frente a su hija Suleima Guadalupe, le dio la bendición y se fueron a dormir.
Al otro día, después de las nueve de la mañana tras salir del baño, en la planta baja de su casa, vió que la puerta de la habitación de Suleima estaba abierta, entró al cuarto y su hija no estaba.
Adelina volvió a su recámara en el segundo piso creyendo que estaría ahí pero no, pensó que le estaba haciendo una broma y regresó a la habitación de su hija en donde encontró un recado en el que se despedía de ella y de su hermana Alexa.
El recado: dile a Alexa que a mí no me tome como ejemplo jamás y que la amo. Mami es muy difícil decirte adiós y tú con un montón de dudas, quiero que sepas que voy a estar bien, sé que vas a preguntarte en qué fallaste o que no tenía motivo para irme, la cuestión es que tengo como un pequeño trauma conmigo misma, siempre he querido ver si soy lo suficientemente responsable y creo que este es el momento donde me demuestro a mí y a ti que puedo estar bien. Sé que no te puedo decir que no te preocupes pero voy a estar bien, tendré donde dormir y comer. Te doy un beso muy grande en la frente y te amo con el alma, cuida mi a mi negra y no la regales.
Suleima tiene solo 16 años. Su madre no sabe nada de ella desde hace 20 días. La última vez que Suleima estuvo con Adelina le pidió que le guisara un arroz y se lo hizo. Hablaron de la clausura de Adelina, quien estudia cultura de belleza. La clausura es el 5 de marzo y acordaron que después de ello se irían de vacaciones a la playa.
El 11 de enero, después de las nueve de la mañana, Adelina no encontró a su hija mayor en su habitación. Miró las cámaras de seguridad que tienen en su hogar y en ella se observa a Sulemina salir de casa a las 5:45 de la mañana.
Llevaba dos mochilas y en ellas dos frazadas, no se llevó ropa de su casa. Vestía un pants negro con una sudadera color verde seco y llevaba la capucha, tenis blanco con azul claro. Salió de la vivienda de su madre en la calle Peñuñuri número 100, en el barrio El Arbolito, en Pachuca, para perderse en el crepúsculo.
Adelina llamó a una persona de confianza tras mirar las cámaras de seguridad y le dijo que su hija se había ido de la casa. Le recomendó que llamara al 911 y diera parte a las autoridades. Así lo hizo.
El mismo 11 de enero, cerca de la una de la tarde, inició una carpeta de investigación en la Fiscalía de Delitos de Desaparición de Personas de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo (PGJEH) luego de que los agentes la visitaran en su casa.
- ¿Tenía algún problema con su hija?
-No, no habíamos discutido, era una semana muy tranquila que habíamos tenido, yo lo único que sí la veía como que rara a ella, extraña y distante hacia nosotros.
Suleima estudia el primer semestre del Colegio de Bachilleres del Estado de Hidalgo. El 11 de enero le tocaba la vacuna contra el covid-19. Un día antes le dijo a su madre que no quería aplicársela.
Adelina no se siente bien, no sabe nada de su hija. Dice que no hay palabras para expresar cómo se siente por dentro, que el dolor de una hija desaparecida no se lo desea a nadie. Le pide a Suleima solo una cosa: que regrese a casa.