Con misa, despiden a jóvenes asesinados en anexo de Irapuato

El párroco de la iglesia dijo que se han entregado apoyos económicos a las familias de las víctimas para gastos funerarios.

Funeral de una de las víctimas del ataque a anexo en Irapuato, Guanajuato. (Ariana Pérez)
Juan Carlos Pérez es una de las víctimas de la matanza en un anexo en Irapuato. (Ariana Pérez)
Francisco Mejía
Irapuato /

Pobladores de la comunidad de Arandas, en Guanajuato, despidieron a los jóvenes asesinados en un centro de rehabilitación de Irapuato, mientras dio inicio al reparto de ayuda económica a las familias para los gastos funerarios. El párroco de la iglesia El señor de Esquipulas, Evaristo Rosales, confirmó que esos apoyos provienen de las autoridades y de la Diócesis del estado, aunque no quiso revelar el monto, pero hasta el momento han sido seis las familias beneficiadas.

A las 10:00 horas de este viernes ingresó el ataúd blanco al recinto religioso. Muchos familiares y vecinos se quedaron al exterior y los que ingresaron guardaron la sana distancia debido a la pandemia de coronavirus. 

En el lugar se rezó por el descanso de Jorge, un joven de 25 años. El sacerdote recordó que las personas que murieron "sólo buscaban una segunda oportunidad al estar en el anexo".

En entrevista con MILENIO, afirmó que el pueblo está deshecho y comentó que hay miedo entre los habitantes; sin embargo, mostró su interés en no doblegarse y dijo que Arandas es una comunidad segura, donde se camina de noche sin que algo suceda.

Luego de la oración que se le dedicó a Jorge, su cuerpo fue llevado a uno de los cuatro cementerios que hay en la jurisdicción. Otras ceremonias religiosas se realizarán en el transcurso del día en Arandas, en donde todo parece indicar, y así lo dicen los vecinos, no serán resguardadas por policías.

El día de los hechos, elementos de la Guardia Nacional, del Ejército y policías estatales y municipales llegaron, pero después no hubo mayor vigilancia.

En cada casa de Arandas, donde vivió un joven ejecutado, hay dolor. La última oración por Juan Carlos inició alrededor de las 11:30 horas. Vecinos y familiares se reunieron para acompañar al joven en su partida.

El sacerdote que ofició misa en el mismo domicilio del finado, declaró que estos jóvenes "buscaban reivindicar la vida, estaban en una oportunidad y lo estaban haciendo". El párroco, que lo conocía, recordó que de lo veía jugar con otros niños, "Carlos jugaba como los niños que veo ahora y hoy Charly ya no está".

Amigos reciben cuerpo entre porras

Charly ingresó al panteón cobijado por una porra de sus amigos, quienes acompañaron el cortejo a bordo de por lo menos diez motocicletas. La salida de su domicilio fue emotivo. Vecinos y familiares coincidieron en que "era casi un niño". 

La ejecución de 26 jóvenes el miércoles por la tarde "nos ha cimbrado a todos; hoy Charly da las gracias por estos 18 años que lo acompañaron; había sueños y esperanzas, se le va a extrañar, sí, sí se le va a extrañar".


Charly acababa de cumplir 18 años

El joven cumplió 18 años el 19 de junio y trabajaba en la construcción de lozas de granito. Tanto el sacerdote, como sus acompañantes lo recordaron en sus juegos de niño, en el futbol o bailando su música. La música su pasión.

Pidió a los padres de Charly, Vero y Jorge, que "tienen que descubrir de esta muerte la paz y la tranquilidad; Charly también perdona a papá y mamá más que buscar culpables, busquen la unidad en el dolor".

En unas horas, llegará a la misma casa donde fue velado Charly, el cuerpo de Luis, su primo, quien también murió en el atentado. 

Sobre los delincuentes que cometieron la ejecución aseveró que "Dios perdone a los que cometieron esta cosa; somos gente buena y Arandas se tendrá que reponer". 

En Arandas hay silencio. El dolor se siente. Sus calles de tierra, cemento y de adoquines están solas. Los moradores del pueblo están acompañando a los jóvenes. 

icc

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