¿Encierro o ayuda real para salir de una adicción? Así funcionan anexos en CdMx

Éstas son las recomendaciones y lugares para que una persona pueda ingresar a un centro de rehabilitación en la Ciudad de México.

Centros de Rehabilitación para alcohólicos y drogadictos en CdMx./ Cuartoscuro
Ciudad de México /

Tenía apenas 12 años cuando probó su primera gota de alcohol. Vivía en Puebla y en su casa, recuerda, nunca recibió el cariño de su familia. Diez años después, Raúl decidió dejar su hogar pues su adicción era mayor hasta que un día el mensaje fue claro: no lo querían ver más ahí y que se fuera lejos; y así fue, pero al llegar sin nada a la Ciudad de México terminó anexado pues las drogas y la bebedera ya eran un problema en él.

Sus primeros días durmió en la calle, limpiaba parabrisas en los cruceros y a veces hacía mandados a la gente, como tirar la basura para ganarse unos pesos y con ello comprar droga y alcohol, pero un día decidió que ya no era correcto eso y optó por "anexarse". Sin saber qué era un centro de rehabilitación ingresó a uno y hoy relata a MILENIO que fue lo mejor que pudo haber hecho. 

​Como Raúl, otras personas han buscado ayuda o la familia de éstas han optado por ingresarlas a un anexo, como coloquialmente se conoce a un centro de rehabilitación, no obstante, ante un vació de información suele desconocerse qué hay que tomar en cuenta para saber si el lugar donde se llevará a la persona es el adecuado.

Samuel Francisco Burguete, director de Verificación y Cumplimiento Normativo de Centros de Atención de Adicciones de la Ciudad de México, reconoce que hay algunos centros que operan bajo la ilegalidad, es decir, son espacios no registrados y "por consecuencia no tienen, por decirlo de alguna manera, la facultad de llevar a cabo los modelos de tratamiento que existen".

"Los centros que operan en la clandestinidad, obviamente, son los centros en los que pudiéramos pensar que son más en donde se den las irregularidades en los tratos y en los modelos de tratamiento de las personas e incluso pues en la forma en que se llevan a cabos estos a la persona sujeta a una adicción", comenta en entrevista con MILENIO

¿Cómo saber si es un anexo legal?

El funcionario del  Instituto para la Atención y Prevención de las Adicciones (IAPA) recomienda que quien desee ingresar a un centro de rehabilitación legal o una familia internar a alguien, deben cerciorarse de que el lugar cuente con un registro ante este instituto porque son los centros que ya han transcurrido por una etapa o por un proceso y que han acreditado dar cumplimiento de la Norma Oficial 28

"Nos hemos encontrado con personas que ante esa incertidumbre depositan, por decirlo de alguna manera, a sus seres queridos con un conflicto con adicciones en el primer centro que se les ocurre porque alguien se los recomendó pero no ven la legalidad la legalidad con la que opera.

“Lamentablemente las personas que incurren en las adicciones no es que ellos las hayan buscado como una meta, sino quizás por falta de conocimiento o a veces la ignorancia la que los ha llevado a convertirse en adictos, pero eso no los hace personas de segunda y menos de una categoría peor, son personas que incluso están buscando la posibilidad de salir adelante logrando controlar ese ímpetu por estar cerca de las drogas y de la adicción.

La primer condición que sugiere Franciso Burguete es que la persona verifique el directorio de centros de la página del IAPA, el cual está clasificado por alcaldías y ahí vienen los centros que cuentan a la fecha con registro, en caso de que alguno llegue a ser suspendido se le pone una leyenda tras presentar un problema. El directorio del IAPA con aquellos centros vigentes o en revalidación de su registro y el listado se actualiza los primeros cinco días de cada mes.

"Hay personas que, a título privado, dan el servicio y son centros de rehabilitación abiertos por particulares en donde se determina llevar este servicio y en algunos casos cobran ciertas cuotas por ello. El IAPA no tiene formalmente una competencia respecto de los costos, pero sí pueden cobrar. 
"Todo usuario o familiar de usuario que pretende ingresar a un centro de rehabilitación debe de suscribir o formar un consentimiento informado (...) los dos elementos que son fundamentales para el público que pretende hacer uso de este servicio es el costo del tratamiento y la duración que éste va a tener", puntualiza. 

Conociendo al paciente y a su familia

Actualmente en la Ciudad de México hay 198 centros de rehabilitación que cumplen con la normatividad. El especialista añade que de hecho deben haber ciertos filtros antes de que una persona sea aceptada en alguno de los centros, así como conocer más de las personas que los llevan. Por ejemplo, "quiénes son los que ingresan, quién es la persona que lo recomienda, quiénes son los familiares del usuario y dónde viven, a manera de tener una bitácora y un registro".

"Sería un tanto discriminativo emplear otros mecanismos que de alguna manera evitaran el ingreso de las personas adictas a este tipo de lugares. Se entiende que la persona que llega a un centro en busca de ayuda es porque realmente está convencido el propio usuario o paciente o su familia de que requiere de atención.
"Ninguna persona puede estar contra su voluntad en este tipo de centros, hay excepciones que contemplan y se dan cuando hay una prescripción médica, es decir, la necesidad de internar a una persona a un centro de rehabilitación o se debe poner en conocimiento del Ministerio Público que en tal centro existe una persona que se encuentra contra su voluntad sujeto en tratamiento par que no se dé la privación ilegal de la libertad"
Algunos de los centros de rehabilitación operan ilegalmente./ Cuartoscuro

En esto coincide el abogado Gerardo Azuara , quien refiere que "debe haber candados para el ingreso de ciertas personas" ante alguien que, por ejemplo, "pudiera tener un pasado delictivo, metido en drogas, cae en éstas y quiere salir de la adicción y se va a un anexo, pero pues obviamente la delincuencia no lo perdona".

En este tipo de lugares, explica, se tiene que hacer una valoración que puede ser muy sencilla donde se vea cuál es el contexto de estas personas que están ingresando, quiénes son sus papás, sus familiares, en dónde viven y de dónde vienen para no poner en riesgo la seguridad de las demás personas que están tratándose en estos centros.

Médicos especialistas y narcomenudistas 

El litigante expone que para que una familia tenga plena certeza de que está llegando a un lugar donde puedan ser profesionales en el manejo de rehabilitación de una persona debe contar a la vista con los certificados que emita la Secretaría de Salud federal, los de la Cofepris y en el caso de la Ciudad de México, los que emita la Secretaría de Salud capitalina, además deben de tener un médico responsable con cédula profesional y un médico especialista en tratamiento de adicciones.

"Hay que tomar en cuenta que cualquiera puede poner en su casa un anexo (...) todo puede estar disfrazado de un anexo y por supuesto que ante el vacío legal pues los grupos de la delincuencia aprovechan cualquier vacío legal para poder establecer centros de operaciones que puedan estar cubiertos de estos centros, para poner un centro de distribución de drogas donde se supone que a la vista no debería de existir ningún narcótico o drogas".


"Pedí a Dios para no drogarme"

Raúl, a sus 41 años, se sincera y platica que a veces hay gente drogadicta que "se mete en problemas con los mafiosos" y toman los anexos como un lugar donde esconderse y "en vez de querer recuperarse se va a esconder". Tras 17 años sin probar alguna droga o bebida alcohólica, reconoce que a los centros de rehabilitación algunos llegan por su cuenta propia y a otros los llevan y no ponen atención a las pláticas de ayuda porque van por la fuerza. 

"Muchos lo ven como un encierro y no lo toman como una recuperación o a lo mejor una ayuda para la persona por eso muchas de las veces las persona que está anexada prefiere estar afuera porque no quiere alivianarse, pero estar en un anexo para mí fue de gran ayuda porque principalmente, hoy lo digo así, pedí a Dios para no drogarme ni vivir la vida que tenía antes y entonces el estar dentro fue agradable en mes y medio, pero el trato que me dieron es el trato que se le da a un ser humano".


irh

  • Iván Ramírez
  • ivan.ramirez@milenio.com
  • Periodista por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Editor web y reportero en temas de seguridad y justicia. Amante de los perros. Siempre buscando historias que contar.

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