Un par de hermanos mexicanos dirigieron una organización dedicada a traficar drogas en Estados Unidos. Su operación solamente duró un año, y ahora, la Fiscalía de ese país ha presentado 66 cargos contra lo que ahora denominan el Cártel de los Fonseca, en una muestra de sus esfuerzos en el combate al tráfico de fentanilo, que ha generado una crisis de sobredosis.
César Alejandro y José Andreas, Pony Fonseca-Echavarría dirigían su organización desde la Ciudad de Oklahoma. Lo hicieron durante un año, desde marzo del 2020 a marzo pasado. Distribuían metanfetamina, heroína y fentanilo. Hasta hoy siguen prófugos, pero las autoridades ya han aprehendido a la mayoría de sus cómplices.
José fue detenido en octubre de 2020, e incluso fue deportado a México, donde logró salir libre y regresar en diciembre a Estados Unidos para continuar, por cuatro meses, con su organización criminal.
Jerome Campbell, uno de los cómplices de los hermanos Fonseca, fue pieza clave para el caso. El agente de Seguridad Interna, Brian Belcher, que está al frente del caso, lo convirtió en un testigo colaborador para infiltrarse y realizar vigilancia, intercepciones y compras controladas al cártel. El agente Belcher pudo constatar cómo de manera personal, los hermanos Fonseca, llevaban a cabo entregar de paquetes con droga en vehículos de lujo, como una Hummer, un Mercedes Benz y una camioneta Tahoe.
La organización también era operada por personas en México, que aún no han sido identificadas ni acusadas. El gobierno estadunidense tiene intercepciones de comunicaciones de celular entre los miembros en Estados Unidos y en México con las que ha demostrado la participación de miembros del cártel desde nuestro país.
La heroína no era su principal negocio. De hecho, era conseguida a través de pedidos específicos. El fentanilo, por otro lado, era conseguido directamente de una fuente de California, en forma de pastillas. Eran enviadas por correo postal al igual que la metanfetamina, y llegaban directamente a la casa de César, quien coordinaba la distribución de las drogas en comunicación con fuentes en México. La metanfetamina era enviada primero a Dallas y Houston, Texas, y de ahí era recogida para ser enviada a Oklahoma para su distribución.
Ya en Oklahoma, tenían una red de personas para la distribución, que incluía a su hermano menor José y a otras personas también acusadas: Juan Antonio Cervantes, Felix Antonio Campa y Osvaldo Calvillo. La entrega final a clientes estaba a cargo de Jerome Campbell, Calista Charmaine y Dean Alexander Mack.
José, junto con Juan Antonio Cervantes y Osvaldo Calvillo, se encargaban de recolectar las ganancias y de enviar parte de ellas a México, a través de pequeñas transferencias con las que lavaban el dinero. Otra parte se usaba para pagar a los proveedores en los estados, como California y Texas.
Además de los cargos por distribución y posesión de drogas, uso ilegal de comunicaciones y posesión de armas, a José Fonseca lo imputaron por 11 cargos de lavado de dinero, uno por cada transferencia, de no más de 930 dólares a México.
A Juan Antonio Cervantes lo acusaron de otros cuatro cargos por lavado de dinero por la misma situación, y a Osvaldo Calvillo otros dos.
Actualmente, las autoridades han logrado aprehender a seis de los cómplices de los hermanos Fonseca: a Juan Antonio Cervantes, Jerome Campbell, Osvaldo Calvillo, Calista Charmaine, Dean Alexander Mack y a Javion Jarrel Wisby. Dos de ellos, Calvillo y Charmaine, se encuentran en libertad condicional.
Félix Campa, el principal distribuidor del fentanilo sigue libre.
Así, el negocio familiar de los Fonseca, que duró solamente un año, tiene a los dos hermanos mexicanos que lo dirigían, César y José Andreas, en la mira de la justicia estadunidense, con varios cargos pendientes a su nombre.
ledz