A 11 años del asesinato de Marisela Escobedo Ortiz, activistas, organizaciones de la sociedad civil y colectivas feministas, se reunieron al exterior del Palacio de Gobierno de Chihuahua y en la cruz de clavos para exigir justicia, ya que el crimen continua impune.
Ofrendas florales adornan la placa que fue colocada en el lugar donde Marisela perdió la vida, luego de recibir un disparo el 16 de diciembre de 2010, mientras exigía justicia por el feminicidio de su hija, Rubí Frayre Escobedo.
El Centro de Derechos Humanos de las Mujeres A.C. (CEDEHM) señaló que a más de una década del crimen este permanece en total impunidad y que incluso la familia de Marisela tuvo que desplazarse forzadamente a otro país por su seguridad. Además destacó que la violencia contra las mujeres y niñas en Chihuahua mantiene un incremento sostenido y que es la “vergüenza” del gobierno en todos sus niveles.
Por ello, exigió al gobierno estatal que realice una investigación oficiosa, imparcial, exhaustiva y diligente sobre el asesinato de Marisela Escobedo, así como indagar las acciones u omisiones que llevaron a su familia a solicitar asilo político en otro país y el cumplimiento puntual de la Alerta de Género decretada en agosto pasado en la entidad así como la adopción de todas la medidas necesarias para erradicar la violencia contra las mujeres, niñas y adolescentes.
“Como Marisela Escobedo, son en su mayoría las madres de las víctimas de feminicidio y de las de personas desaparecidas las que arriesgan su vida para demandar verdad, justicia y reparación; es por esto que también hoy recordamos la obligación de los gobiernos, en el ámbito de sus competencias, para garantizar los derechos de mujeres, niñas y adolescentes, lo que implica necesariamente destinar los recursos económicos suficientes para su atención”, señaló el CEDEHM.
Antecedentes
Marisela tenía 52 años cuando fue asesinada. Hasta sus 48 años se había dedicada a sus hijos e hijas, a su vocación de enfermera y siguiendo su espíritu de emprendedora. Fueron los últimos cuatro años de su vida, los que marcaron para siempre la historia de Chihuahua, del sistema penal acusatorio en México y los que evidenciaron al mundo la impunidad imperante en nuestro país.
Marisela se convirtió en la principal investigadora de la desaparición de su hija Rubí Marisol Fraire Escobedo, ocurrida en agosto de 2008. Gracias a las evidencias recabadas por ella, se pudo determinar que Rubí fue asesinada por su pareja, Sergio Rafael Barraza Bocanegra quien ya había huido de Chihuahua; Marisela logró ubicarlo y gracias a esto pudo ser detenido para enfrentar un juicio en el recién estrenado Nuevo Sistema de Justicia Penal.
Durante la declaración de Marisela en el juicio contra Sergio, explicó que estaba ahí porque quería que el feminicidio de su hija fuera el último en Chihuahua. El Tribunal absolvió y liberó al asesino confeso.
En segunda instancia se logró una sentencia condenatoria, pero Sergio Rafael ya no estaba detenido, entonces Marisela comenzó una tenaz lucha para exigir la aprehensión del asesino de su hija.
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Recorrió el país, encabezó marchas, realizó múltiples protestas, se reunió con autoridades de diferentes niveles, encontró por su cuenta a Sergio en tres ocasiones y demandó su detención; confrontó al Gobernador; denunció la colusión entre autoridades y el narcotráfico; enfrentó amenazas de muerte de la familia del asesino; advirtió que sería asesinada si no hacían nada para protegerla y que su muerte sería la vergüenza del gobierno.
La noche del 16 de diciembre de 2010 Marisela Escobedo Ortiz fue asesinada en las puertas del Palacio de Gobierno de Chihuahua.
DMZ