En el expediente de la entonces Procuraduría General de la República del caso Iguala obra la declaración de dos hermanos, integrantes confesos del grupo criminal Guerreros Unidos que, de acuerdo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), es una prueba válida de lo que pudo ocurrir la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre de 2014 cuando desaparecieron los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa.
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Incluso lo descrito por ambos detenidos evidencia la participación en los hechos de personas que ya han sido liberadas como Gildardo López Astudillo, El Gil.
El 21 de enero de 2016, los hermanos Bernabé El Peluco y Cruz El Oaxaco Sotelo Salinas fueron detenidos en Iguala, Guerrero. Sus declaraciones revelan dos detalles importantes: uno, que Gildardo López Astudillo El Gil tenía un rancho cerca o en Iguala; y dos, que también dirigía una ruta de transporte público apoyado por otro sicario a quien apodaban El Memín.
La entonces PGR buscó a inicios de 2016 al propietario de una parcela en Iguala, que resultó ser del padre de El Gil.
Según la declaración de los policías federales que detuvieron a los hermanos Sotelo Salinas, ambos estaban armados, por lo que en un inicio fueron acusados de portación de arma de uso exclusivo del Ejército.
Los policías contaron que Bernabé les dijo que traía su arma porque era sicario de Guerreros Unidos y que él había matado a dos normalistas de Ayotzinapa, por eso lo relacionaron con el caso junto con su hermano Cruz.
Un día después, en oficinas de la PGR en la Ciudad de México, Bernabé, a quien conocían como El Peluco, rindió su declaración ministerial.
Confirmó que trabajaba para Guerreros Unidos, organización para la que operaba desde entre 6 y 7 meses, y que la noche del 26 de septiembre de 2014 estaba trabajando en el rancho del que llamó El Cabo Gil.
Al preguntarle sobre el basurero de Cocula dijo que lo conoció el 27 de septiembre de 2014 por la madrugada. Que llegó ahí por órdenes de El Gil y que las personas con las que iba ya habían sido detenidas, al menos ocho sicarios más.
Bernabé contó que llegó al basurero de Cocula en una camioneta propiedad de El Gil, en la que llevaban a varios estudiantes que estaban esposados uno de la mano de otro, con esposas de policías municipales de Iguala, quienes se los entregaron en Loma de Coyote.
En ese momento le dijeron que eran 46, que tenían entre 18 y 20 años. Y reveló que cerca de la mitad murió cuando llegaron al basurero porque se habían asfixiado, pues iban uno encima de otro.
Dijo que una semana después de los hechos, autoridades catearon el rancho de El Gil donde decomisaron la camioneta en la que trasladaron a los estudiantes.
En el expediente hay algo que no cuadra, mientras que los policías federales dijeron que El Peluco estaba en la calle cuando lo detuvieron, él y su hermano Cruz declararon que fueron detenidos dentro de su casa.
Cruz dijo que, junto a su hermano Bernabé, era conductor de combis en una ruta dirigida por El Memín y El Gil, las cuales guardaban en el rancho de El Gil.
Dijo que la noche del 26 de septiembre vio en el rancho de El Gil a El Pato, El Cheque, El Güereque, El Terco y La Rana, presuntos miembros de Guerreros Unidos que fueron indiciados en el caso y después liberados porque sus declaraciones se obtuvieron bajo tortura.
Contó que ese día su hermano tuvo que quedarse por órdenes de El Memín porque la organización estaba haciendo una “limpia” de sus “contras”. Dijo que su hermano Berbabé le contó los detalles del asesinato de los normalistas y que después las combis en las que trabajaban se vendieron.
A diferencia de los relatos del caso de otros detenidos, estos son todavía válidos de acuerdo con la CNDH, pues se obtuvieron sin tortura, con presencia de los representantes legales de ambos detenidos, del Centro Miguel Agustín Pro Juárez y del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI).
VJCM