Consuelo Salas y Salvador Sampedro planearon festejar el cumpleaños 23 de su hija Victoria Pamela con flores y una cena. Sin embargo, La Güera, como le decía su familia de cariño, ya no regresó a casa.
Un día después de su cumpleaños, el 1 de septiembre de 2017, Pamela le dijo a su mamá que estaba con su novio Mario, quien se dedica al skateboarding.
El papá de la joven recuerda que le envió un mensaje a su celular en el que le decía que la amaba. Victoria respondió que no se preocupara y le prometió regresar a su casa para salir a festejar en familia. Pero eso no ocurrió... el 2 de septiembre fue hallada muerta en una habitación en el Hotel Novo Coapa, de Tlalpan, en la Ciudad de México.
De ese cumpleaños quedaron sólo anhelos. Ahora su familia va al panteón cada ocho días a la tumba de Victoria Pamela. Barren su lugar y lo limpian; colocan globos y flores. Incluso, ponen algunas canciones de José José que a ella le gustaban.
Frente al sepulcro de la joven, sus padres prometieron buscar justicia. Para ellos, el responsable es Mario, el skater que fue pareja de su hija.
"A mí me dieron un nombre y ese es el nombre que yo tengo en mi mente, pero pues él dirá su versión y las autoridades son las que se van a encargar de todo eso", afirma Consuelo.
Un skater famoso, el presunto asesino
El 4 de abril pasado, a año y siete meses del asesinato de Victoria Pamela, un juez de control vinculó a proceso a Mario por el delito de feminicidio agravado.
El Ministerio Público responsabilizó a Mario de privar de la vida a la joven, a la que habría golpeado en el tórax, además de producirle heridas con arma punzocortante en el cuello, lo que le provocó la muerte.
El día de la audiencia
Los padres de Victoria Pamela recuerdan como una mañana de angustia y dolor el 4 de abril, día de la audiencia de Mario.
Antes de entrar a la audiencia en el Tribunal Superior de Justicia, la señora Consuelo sabía que todo podía pasar y que incluso Mario podría quedar libre.
En entrevista, la mamá de Victoria recuerda que adentro del Tribunal, en todo momento sintió la presencia de su hija, quien quería dedicarse al turismo.
Ahí estaban Mario y Consuelo. Cada uno en una habitación separada por cuestiones de seguridad. A través de una pantalla, la mujer pudo ver al hombre acusado de matar a su hija. Consuelo describe a Mario como un hombre indiferente y frío, con quien no intercambió palabras.
Recuerda que las autoridades le comentaron que si ella quería podrían suspender la audiencia, pero Consuelo quiso seguir hasta el final. Pasaron 12 horas. Los recuerdos con su hija le venían a la mente hasta que llegó el veredicto final: Mario fue vinculado a proceso y trasladado al Reclusorio Sur.
"Dios perdona, pero no olvida"
"Teníamos en la mano a Pamela. Ahí estaba mi hijo, mi esposo y yo. Los cuatro adentro nos unimos, nos agarramos y nos abrazamos porque esperábamos lo que ella necesita. Sabíamos que entrábamos a un lugar donde todo podía pasar, pero siempre con esa fortaleza de salir adelante y desde el cielo sabemos que ella nos estaba mandando las bendiciones para que se le hiciera justicia y ahí estábamos los cuatro.
"Así estuvimos ante lo que el juez dictaminara y por eso fue tanto nuestro dolor, nuestro llanto, porque creo ahí mi hija está empezando a tener una parte de justicia. Le puedo decir que fueron horas difíciles", narra.
"Prácticamente 12 horas estuvimos adentro, pero con muy buenos resultados para nosotros y salimos con mucha fe. Solamente Dios sabe y el que decide, como dice la oración 'Dios perdona, pero no olvida'.
"Creemos en Dios y creemos en la justicia"
Las rejas de la entrada del Tribunal Superior de Justicia se abrieron. La familia de Victoria había dado un gran paso en eso que le prometieron a La Güera: justicia. Entre lágrimas subieron a un automóvil con sus abogadas. Se dirigieron a su casa al sur de la ciudad y corrieron a abrazar la fotografía de su hija.
"Como padres, siempre nos va a doler y siempre la vamos a tener presente y siempre recordándola con mucho amor, así es que esa noche no dormimos casi. No le voy a decir que toda la noche estuvimos despiertos, pero sí parte de la noche. Ya llegamos ya muy tarde a la casa a llorarle y abrazarla, no como nosotros quisiéramos, pero sí abrazar su fotografía y por lo menos decirle '¡Estamos empezando, estamos empezando a buscar esa justicia que tú mereces!'".
Con los ojos llorosos, Consuelo recuerda que aquel 4 de abril el fallo de juez les dio un aliento, un logro para su hija quien "sigue latente y sigue doliendo".
"Fue un logro para mi hija, que sigue latente y sigue doliendo, es cierto, pero esa noche lo compartimos con ella en su fotografía en la casa. Estuvimos con ella y estuvimos expresándole todo lo que nos hace falta. Esperemos que tenga justicia mi hija.
"Es muy duro y es difícil levantarse y volver a la realidad. Despertar de una noche y volver a la realidad y la realidad es la misma porque ya no está ella; nos sigue doliendo. Lágrimas hay para mi hija todos los días desde que nos la arrancaron".
"Yo no quiero partir de este lugar sin haberle hecho justicia a mi hija y eso lo que buscamos: verdad y justicia para mi hija", expresa.
El juez dio un plazo de dos meses para el cierre de la investigación. Ante el fallo, Consuelo dice estar un poco tranquila y esperar buenos resultados, que las autoridades den un buen seguimiento al caso.
Sueños truncados
Victoria, describe su mamá, era una joven que aunque llegara cansada, siempre tenía una sonrisa.
"Todas sus cosas aún están. Tantas cosas que dejó mi hija pendientes, tantos sueños que le truncaron, tantas ilusiones de ver a su familia, de tener siempre unida a su familia y el día que ella formara un hogar en esa casa íbamos a estar toda su familia porque así ella lo había decidido.
Consuelo cuenta que, la noche antes de saber de la muerte de su hija, tuvo un sueño raro. Recuerda sentir “como que los días iban pasando muy rápido y muy fuerte”.
"Yo decía ‘¿Por qué siento eso?’ ‘¿Por qué el día se me va muy rápido?’ ‘¿Por qué la noche se me va muy rápida? ‘¿Por qué siento que tiene que llegar un día? Pero ¿cuál era? no sabía. Ese sábado mi vida estuvo desesperante y muy inquieta al no tener no tener noticias de mi hija. Sentía un presentimiento, pero no sabía de qué.
"Como le digo a su papá, aquí en la tumba ya nadie la va a lastimar, ya aquí nadie va a lastimar a mi hija. Nadie le va a causar dolor, nadie le va a causar ese daño que le hicieron. En el panteón le digo a él 'déjale cerrado tú porque yo no puedo dejar a mi hija encerrada, ciérrale tú'".