Mientras el Ejército, la Guardia Nacional y la Policía Estatal de Seguridad Pública mantienen operativos de vigilancia en la región de Caborca, al noroeste de Sonora, los habitantes viven una tensa calma luego de que la noche del viernes se convirtiera en zona de guerra entre grupos del crimen organizado.
La Mesa de Coordinación Estatal para la Construcción de la Paz y Seguridad Sonora confirmó la muerte de dos civiles, el hallazgo de 10 cuerpos con heridas de bala y las manos atadas en la carretera Caborca – Sonoyta, y los incendios causados en cuatro vehículos, un tráiler y cuatro domicilios, así como la explosión de una bomba en una gasolinera.
Mediante un comunicado de prensa emitido horas después de los hechos, la Mesa de Coordinación Estatal dio a conocer que se trabaja en la identificación de los cuerpos y hasta el momento únicamente han logrado asegurar un arma Barret calibre 50, dos vehículos blindados, y otro calcinado con montaje adecuado para arma de grueso calibre.
La Secretaría de Seguridad Pública informó que las corporaciones de los tres niveles de gobierno se coordinan para realizar patrullajes de vigilancia en la ciudad y en las brechas y zonas de difícil acceso por donde se mueven los delincuentes.
Durante la noche continuaron los puntos de vigilancia establecidos en los ejidos La Y Griega, Desemboque, Las Calabazas y Puerto Lobos, además de la zona urbana de Caborca, y los municipios de General Plutarco Elías Calles, San Luis Río Colorado, Altar.
Hicieron énfasis en invitar a los ciudadanos a denunciar cualquier delito a la línea de emergencia 911 o hacer sus reportes de forma anónima marcando al 089, sin embargo durante los hechos violentos los ciudadanos aseguraban que sus llamados de auxilio no fueron escuchados y las balaceras se extendieron durante horas ante la ausencia de la autoridad.
Vecinos de las colonias que estuvieron sitiadas cuentan que debieron apagar las luces y resguardarse en clósets o bajo las camas durante más de 3 horas, situación que lamentablemente no es novedad para ellos, pues durante los últimos meses las balaceras han sido constantes en la región.
“Estamos en manos de la delincuencia organizada porque los encargados de procurar la seguridad simplemente no tienen ni la capacidad ni el equipamiento para enfrentarla”, lamentó Aracely.
bgpa