Un joven conductor de Uber fue asesinado. "Era sicario", dijeron policías estatales, que argumentaron haber disparado para repeler la agresión del supuesto delincuente.
Un señor hacía fila en las tortillas y murió a manos de criminales que lo confundieron con un integrante de la banda rival de la zona.
Un reconocido abogado fue asesinado ante los ojos de decenas de personas en una plaza comercial.
Cajeme. Sonora, julio de 2018. Estos episodios de violencia se vivieron tan solo el mes pasado. Ubicada entre las 35 ciudades más inseguras del país, la única, hasta ahora, de Sonora, en las 50 más virulentas que enlista el gobierno federal, y que coincide con conteos de organizaciones civiles como Semáforo Delictivo, Cajeme rompió, en julio, su récord de homicidios en los últimos cinco años.
Fue un vértigo de sangre: 31 días, 31 ejecutados con el sello del crimen organizado. Julio dejó un saldo de 32 muertos. En lo que va del año la cifra acumula 104 homicidios. El año pasado se registraron 198 y en 2016 hubo 142.
Esa situación colmó a la ciudadanía, que se movilizó en una marcha por la paz para exigir el cese de la inseguridad, la violencia. La población se siente vulnerable no solo ante la delincuencia, también ante sus autoridades.
El caso de Alexis Rivera, el chofer de Uber, se convirtió en estandarte de los cientos de casos de impunidad frente actos de violencia. El joven de 24 años perdió la vida dentro de su carro, instrumento laboral con el que pagaba sus estudios.
La madrugada del 22 de julio, a escasas tres cuadras de su casa, fue atacado a balazos por policías estatales que lo persiguieron por calles del centro de Cajeme, presuntamente por ser un sicario que disparaba a las autoridades en su intento de huida.
Mientras se resguardaba en el carro, que ya había chocado en un árbol tras los balazos que recibía, llamó a su madre y pidió ayuda. Desde su casa en un callejón cercano al lugar, la familia escuchaba las detonaciones. Su hermana Joana llegó de inmediato y pasó 50 infructuosos minutos esperando que pudieran permitirle acercarse a su hermano, que a su llegada aún se encontraba con vida. Al final, murió desangrado y la familia ha dedicado el periodo de duelo a limpiar el nombre de Alexis.
"Mi hermano pequeño estaba siendo balaceado y no sabíamos por qué. Sabemos perfectamente cómo era y los valores que tenía y que jamás él pudo ser el sicario que tanto dicen en los informes de los policías”, relata Joana, quien asegura que los primeros informes de la Fiscalía apuntan a que Alexis nunca disparó porque salió negativo en la prueba de Harrison o rodizonato de sodio.
Incluso asegura que hay videos que prueban que dos elementos de la policía estatal sembraron un arma para sustentar su informe, respecto a que el joven era un sicario.
Joana marchó por las calles hace unos días junto a otros cientos de cajemenses que, hartos de la violencia, tomaron las vialidades de Ciudad Obregón, cabecera del municipio. Muchos ni se conocían, pero compartían el dolor por un familiar desaparecido o asesinado.
Según informes de inteligencia, la mayoría de estos casos se deben a la disputa que mantienen grupos criminales, como el cártel de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación y los Salazar, un grupo que opera la zona serrana de Chihuahua y el Valle del Mayo, y cuyo fundador es Adán Salazar Zamorano.
Ellos se pelean la plaza como parte de la disputa por el trasiego y la venta de la metanfetamina o cristal, que según la propia gobernadora del estado, Claudia Pavlovich, “ya tocó techo” en Sonora.
El alcalde saliente de Cajeme, Faustino Chávez reconoce que la disputa, por la venta del cristal es lo que ha generado la creciente actividad delictiva.
"Su punto de origen tiene que ver con el alto consumo de droga, principalmente de cristal, una droga que ha penetrado mucho en la comunidad y que a raíz de ahí se genera una reacción en cadena, delictiva, que obviamente el punto culminante es estas disputas por las banquetas para la venta de esta droga”.
A esa grave problemática se suma la falta de coordinación entre autoridades de los tres niveles:
"Han faltado tiros de precisión, acciones más concretas que permitan inhibir este tipo de delitos, ha habido coordinación por periodos muy cortos, pero no ha sido permanente y las acciones que se emprenden dentro de las 50 ciudades más violentas han sido con la coordinación cerrada a nivel federal y eso no permite tener un trabajo que inhiba estos delitos”, admite en entrevista.
Representantes del sector empresarial, que también se han sumado a las protestas contra la inseguridad, sostienen que Cajeme se ha convertido en un campo de batalla:
"Cajeme es una zona de guerra donde las autoridades de primero, segundo y tercer nivel han sido fallidas en todas las acciones emprendidas contra la violencia. Llevamos 12 años de inseguridad, pero donde se recrudeció más fue en los últimos seis, siete años, donde tenemos alrededor de mil 200 muertes acumuladas. Tú ves el resultado de una ejecución y todo dice ajuste de cuentas, caso cerrado”, reclama el empresario restaurantero Raúl Ayala.
Convocante de la marcha por la paz, explica que las demandas escritas de la ciudadanía que participó en la movilización fueron enviadas a Alfonso Durazo, sonorense que será secretario de Seguridad Pública del gobierno federal entrante. Las peticiones no fueron entregadas a ninguna autoridad actual, pues de acuerdo con el representante de la sociedad civil, nadie les ha hecho caso.
Algunos cajemenses esperan que su paisano, el próximo responsable de la Seguridad Pública en el país, voltee a ver lo que sucede en ese municipio de 270 mil habitantes que viven con el temor de seguir escalando en la terrorífica lista de las ciudades más peligrosas del país…
Con información de Felipe Larios